En las últimas semanas se han dado cientos de comentarios que abordan la problemática de la seguridad en México, lo cual no es malo.
Un tema tan sensible debe de ser discutido, con la intención de encontrar soluciones conjuntas en beneficio de la sociedad, pero como en todo, hay que separar el grano de la espiga, un proceso nada sencillo.
Se vive en una sociedad mediatizada y con exceso de información, donde no todo lo que se informa es real; se consume, en redes sociales, campañas permanentes de odio y con hashtags impulsados desde empresas extrajeras.
La muerte de Carlos Manzo impulsó un debate en redes y medios de comunicación que tendieron a culpar y no plantearon soluciones. La oposición, quien también es parte del problema, se subió al tema descalificando y atacando la figura de la presidenta sin plantear siquiera propuestas serias para fortalecer la estrategia de seguridad.
Como sociedad ha quedado en el debate mediático sin propuestas, lleno de politiquería y sin ideas; ausente de empatía con las familias. Varias cuentas han surgido tratando de impulsar el movimiento de la generación Z, población que nació entre 1997-2010. En la elección de 2024 esta población fue la de menor rango de participación, menos del 50 % acudió a votar.
La despolitización de este sector hace muy poco probable que sea la que esté generando un movimiento como el de Nepal, donde el malestar surgió de la prohibición de redes sociales como X, Facebook, Instagram, WhatsApp.
En México el movimiento se impulsa desde redes sociales, usando bots para generar virulencia. Poco sucederá con esto, no se duda que el próximo 15 de noviembre saldrán a marchar jóvenes.
Se van a ver pintas, petardos, vidrios rotos, encapuchados queriendo derribar las vallas: estas serán las imágenes que se repetirán una y otra vez en los medios de comunicación y redes sociales.
Mientras estas imágenes se mediatizan, nadie abona para fortalecer la estrategia de seguridad en México. Desde finales de octubre se sabía que Omar García Harfuch presentaría una tendencia a la baja de los homicidios dolosos, en un año el promedio diario descendió de 91.7 a 66.1 homicidios por cada cien mil habitantes, ese es el trasfondo del malestar que hoy vemos.
Esperemos que presidentes municipales y gobernadores cierren filas con la estrategia nacional de seguridad, sin importar la fuerza política o la corriente al interior de Morena a la que pertenezcan.
La ciudadanía espera que dejen de lado su egoísmo y mezquindad política y abonen a la paz en México, de lo contrario se verán sorprendidos por un mal resultado en las elecciones de 2027.












