Cuando asuma la presidencia de México el próximo martes, Claudia Sheinbaum heredará las tensiones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con Ecuador, España y Perú, y los efectos de su ausentismo internacional, además de afrontar un nuevo desafío con las elecciones de Estados Unidos.
La primera mujer presidenta de México se enfrentará en política exterior con “varios retos fundamentales que demandan atención inmediata y estratégica”, advierte a EFE, José Joel Peña, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La mandataria electa chocó con España esta semana por no invitar al rey Felipe VI a su investidura el 1º de octubre, porque no respondió a la carta que López Obrador, quien declaró una “pausa” en las relaciones en 2022, mandó en marzo de 2019 al monarca para que pidiera perdón por los abusos cometidos durante la Conquista.
Otro conflicto es la demanda que México presentó en abril pasado contra Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), tras el allanamiento de las autoridades en la Embajada mexicana en Quito para llevarse al exvicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas (2013-2017), lo que derivó en la ruptura de relaciones.
Mientras que Perú y México tensaron sus relaciones porque López Obrador consideró “espuria” a la presidenta peruana, Dina Boluarte, tras la salida del poder de Pedro Castillo por un autogolpe de Estado en diciembre de 2022, lo que enfrío a la Alianza del Pacífico, bloque comercial donde también están Chile y Colombia.
El profesor Peña anticipó “continuidad” en la política exterior de Sheinbaum, aunque consideró que hay “una ventana de oportunidad muy importante” de “aumentar la participación del país en foros regionales e internacionales”.