Con un limitado acceso a la tecnología médica internacional de última generación o de punta y con cada vez menos recursos financieros para sofocar sus acuciantes y generalizadas necesidades básicas, Cuba acumuló más de 30 años de profundo deterioro en el sector salud.
El proceso registró severas repercusiones en la enseñanza en un bastión de la propaganda y del internacionalismo del régimen comunista cubano desde que se fundó en 1999, a 40 años del triunfo revolucionario de 1959: la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
Como un elemento más de la derruida estructura socioeconómica cubana arrastrada por más de tres décadas, la escuela, que cumplió 24 años el pasado 15 de noviembre, resintió también las múltiples y crecientes carencias materiales sufridas por el resto de la sociedad.
Un informe suministrado por el gobierno cubano en julio de 2023 evidenció las restricciones que se recrudecieron para obtener tecnología, pieza esencial de la enseñanza en la escuela en el ámbito de la salud por la rapidez de los cambios tecnológicos. Cuba destacó que, por impacto del embargo que Estados Unidos implantó contra Cuba desde 1962 por causas políticas, quedó imposibilitaba de conseguir tecnologías médicas con más de 10 % de componentes estadounidenses y se enfrentó a la necesidad de recurrir a rutas de transporte alternativas con elevado costo adicional.
El bloqueo de EE. UU. provocó pérdidas al sector salud por 239 millones 803 mil 690 dólares del primero de marzo de 2022 al 28 de febrero de 2023, precisó el informe, que es el más reciente recuento oficial sobre las consecuencias financieras del acoso económico, financiero y comercial de Washington.
Cuba acusó que los medicamentos, equipos, dispositivos médicos, reactivos y otros insumos utilizados en la atención de salud tienen que obtenerse en mercados geográficamente lejanos.