En Estados Unidos no gana el candidato por el que la gente vota más. Su sistema electoral es complejo y la votación presidencial es indirecta. Cada uno de los 50 estados está representado por un número de electores igual al de su delegación en el Congreso (dependiendo de su tamaño y población, entre otros factores). Hay 538 electores en total. Para ganar el Colegio Electoral, un candidato debe obtener la mayoría, al menos 270 o más, de los votos electorales. California cuenta con la mayor cantidad, 54, mientras que un puñado de estados como Wyoming, Alaska y Dakota del Norte (y Washington DC), cuentan con tres.
Para estas elecciones, 13 estados ganaron o perdieron votos electorales tras el censo de 2020: Texas ganó dos votos; Colorado, Florida, Montana, Carolina del Norte y Oregon ganaron uno cada uno; California, Illinois, Michigan, Nueva York, Ohio, Pennsylvania y Virginia Occidental perdieron uno cada uno.
Los estados péndulo son los que podrían inclinarse hacia un lado u otro; en este año son: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pennsylvania y Wisconsin.
Arizona se ha convertido en un punto focal sobre el debate migratorio en el país. Carolina del Norte limita con Georgia y comparte algunas de sus principales preocupaciones, así como Arizona. Un tercio de la población de Georgia es afroestadounidense.
Michigan se ha convertido en un símbolo de la reacción nacional ante el apoyo del presidente a Israel durante la guerra de ese país en Gaza.
En Nevada, la recuperación posterior al covid ha sido más lenta que en otros lugares. Si en un estado gana Trump, se lleva los votos electorales de ese lugar. Pero no siempre se lleva todos. En algunos casos, los estados determinan que se lleva una parte proporcional.