El presidente estadounidense, Donald Trump, juega un partido de alto riesgo contra la Reserva Federal (Fed), dicen analistas.
Desde su primer mandato, el magnate ha dejado claro que considera a la Fed no como un árbitro independiente de la política monetaria, sino como una herramienta que debería alinearse con su visión económica y política.
Su objetivo, expresado abiertamente, es transformar la institución quitando de en medio a quienes no comparten su enfoque. Durante su primer mandato, calificó a Jerome Powell, a quien él mismo nombró, como “un tonto” y “una persona mentalmente muy mediocre”.
Powell ha defendido la independencia de la institución con un discurso sobrio, pero firme. La confrontación escaló cuando Trump dirigió sus ataques a otros miembros de la Junta. El caso más reciente es el de Lisa Cook, primera mujer afroestadounidense en ocupar un asiento en el organismo. Trump la acusó de “fraude hipotecario” y firmó una orden ejecutiva invocando la Federal Reserve Act y disposiciones constitucionales para justificar su remoción. Cook respondió con contundencia que “el presidente no tiene autoridad para destituirme sin causa justificada”, y anunció que impugnaría la medida en tribunales.
Trump impulsó la nominación de Stephen Miran, un asesor económico cercano, con el objetivo de inclinar las decisiones hacia recortes agresivos de tasas.
El marco legal es claro, ni Powell ni Cook pueden ser removidos por un simple desacuerdo político. La “causa justificada” exige pruebas de mala conducta o incumplimiento grave de deberes; sin embargo, “un presidente decidido puede explorar vías indirectas, como reinterpretar el concepto de causa, intensificar la presión a través de los medios para forzar algunas renuncias o promover reformas legislativas que modifiquen la estructura de la Fed”, explica el economista Iván Jiménez.
La posibilidad de una emergencia nacional añade otra capa de complejidad. Bajo el National Emergencies Act, el presidente adquiere poderes extraordinarios, pero no existe una base legal clara para usar esa condición como vía para ignorar las protecciones de la Federal Reserve Act. Aun así, en un clima de crisis, “Trump podría intentar vincular la política monetaria con la seguridad nacional, argumentando que las decisiones de la Fed amenazan la estabilidad económica del país”, advierte Jiménez