Turistas prestados

De manera reiterada se ha señalado que la alineación de diferentes elementos como la política de no solicitar requisitos adicionales a los viajeros para ingresar al país, los tempranos avances en la vacunación en Estados Unidos, el trabajo de las empresas y destinos turísticos y el hecho de que los viajeros norteamericanos dispusieran de un limitado conjunto de destinos a donde dirigirse fuera de su país, permitió mitigar el impacto de la pandemia en el turismo mexicano.

Evidentemente, esto no quiere decir que las afectaciones no hayan sido muy graves: baste señalar que el consumo turístico de 2020 y 2021 acumula una reducción estimada por Cicotur en 1.5 billones de pesos en comparación con 2019. Sin embargo, la reducción de alrededor de 30% en los turistas internacionales que llegaron al país en 2021, también respecto a 2019, es mucho menor que la caída mundial de más de 70% en el mismo periodo.

En particular, es notable el buen comportamiento en las llegadas de turistas procedentes de Estados Unidos, que en 2021 sólo tuvieron un descenso de 3% con relación a 2019. De igual manera, es de destacar que en enero de 2022 los viajeros procedentes de ese país que ingresaron por el aeropuerto de Cancún ya eran 12.5% más que en enero de 2020.

Vale la pena destacar que, en años normales, en este mismo mercado norteamericano México tiene una participación de alrededor de 17%. En 2021 esta proporción se duplicó, y tan sólo los destinos turísticos de Quintana Roo alcanzaron 17%.

Estos indicadores conllevan una importante cuestión: ¿será posible que México mantenga estos niveles, luego de que el turismo mundial recobre el ritmo de expansión que tenía previo a la pandemia? Dicho de otra manera, ¿habrá turistas prestados, que a la vuelta a la normalidad dejarán de ser nuestros?

No parece haber una respuesta fácil a este planteamiento. En todo caso, lo que sí se puede afirmar es que existen factores que operan tanto a favor como en contra para lograr que estos turistas puedan considerarse de aquí. Del lado positivo, es posible identificar dos consideraciones: por un lado, los turistas que antes no tenían pensado venir a México y que ante la falta de otras opciones lo hicieron, muy bien pueden haber sido sorprendidos gratamente con la calidad de instalaciones, atractivos y el buen servicio y, por ende, podrían ser más proclives a repetir sus viajes al país; por otra parte, no se puede olvidar el agresivo esfuerzo de comercialización de lo que otrora fueron los tiempos compartidos, y que hoy se ofrecen en distintas modalidades de clubes vacacionales.

Del lado de los factores que pueden operar en contra se deben considerar al menos tres aspectos: que México no cuenta con un mecanismo para realizar promoción turística internacional, debido a la cancelación de recursos públicos para este fin. Un segundo factor es la agresividad de los destinos competidores que muy probablemente se enfrentará en el corto plazo. Finalmente, y si bien México recibe millones de turistas cada año, la inseguridad es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar y cobrar factura al turismo.

Las condiciones antes descritas y muchas otras que pudieran estar gravitando actualmente sugieren que es tiempo de reforzar la política turística del país, a fin de inducir a que estos turistas que estuvieron prestados se conviertan en turistas leales a los destinos turísticos mexicanos. Los empresarios ya están haciendo su tarea… ojalá que no se queden solos.