El primer año de gobierno suele ser el más complicado. Quien llega al poder se encuentra con la necesidad de tomar las riendas de la administración pública, armar un equipo eficaz, impulsar los principales objetivos de gobierno y sacudirse las herencias negativas del pasado.
Claudia Sheinbaum entendió el desafío, asumió la responsabilidad y le ha ido imprimiendo su sello personal a su gobierno. Sin distanciarse de su antecesor ha sido lo suficientemente inteligente para fortalecer lo bien hecho en el sexenio anterior, como los programas sociales, y cambiar la estrategia, sin pelearse con nadie, en materia de seguridad.
El talante científico de la presidenta ha quedado demostrado al politizar menos y administrar más, y no es que sea ajena a la vida política del país, sino que su capacidad administrativa ha permitido apagar los fuegos de la eterna querella política.
La presidenta es ajena a la verborrea, el actuar con cabeza fría la ha convertido en un ejemplo, a nivel mundial, de liderazgo político, cuando muchos vaticinaban que se vendría la noche, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, tuvo el talante para actuar con pragmatismo y tomar decisiones que permitieran mantener estable la relación comercial sin que esto implicara sumisión sino colaboración desde la perspectiva de la necesidad que tienen ambas naciones de avanzar juntas.
En este mismo tenor regresar a los foros internacionales ha puesto a México, nuevamente, en un lugar privilegiado ante el resto de las naciones.
La política es el arte de administrar los tiempos. Claudia Sheinbaum ha entendido esto, ante la efervescencia política y los errores de miembros de Morena, no ha actuado por arrebato. Mantiene el equilibrio de poder que le permite gobernar sin francos abiertos, espera el momento oportuno para actuar.
Su proyecto de gobierno y la consolidación del mismo va a depender de su asimilación e implementación; y de la renovación de los cuadros políticos y administrativos que le permitan tener una generación con mayor vocación administrativa y académica y menos cuadros de cuotas políticas.
Hay tres aspectos que se deben destacar de los once meses de administración de Claudia Sheinbaum: asistir a los foros internacionales ha sido un gran acierto, entiende que el desarrollo y crecimiento económico depende de la consolidación de las relaciones comerciales con distintas naciones, estar aislados en poco favorece para al fortalecimiento interno de la economía; el impulso de un gobierno en beneficio de las mujeres a través de los programas del Bienestar enfocados a este sector, la creación de la Secretaría de las Mujeres y el acercamiento, a través de mesas de trabajo, con los colectivos de madres buscadoras son acciones que la diferencian y definen como una mujer cercana a las mujeres; y el mayor logro es en materia de seguridad, hubo un cambio de estrategia que se vio reflejado en la disminución de septiembre de 2024 a julio de 2025 en un 25.3 % de homicidios dolosos.
Se consolida un estilo de gobernar con proyecto sólido y una estrategia definida en temas como la seguridad; aún hay grandes retos como la renovación de perfiles que sean más cercanos al modelo de gobierno de la presidenta y el mejoramiento del sistema de salud. Se va bien y si se atienden los temas pendientes se podrá ir mejor.