Con la guerra abierta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra los estudiantes extranjeros, no solo está cayendo la cifra de los inscritos para los siguientes ciclos, sino que se está desmontando un modelo de poder blando (soft power) que fue, desde los días del Plan Marshall, la joya invisible de la corona estadounidense para influir desde casa a futuros líderes de diversas áreas mundiales, y se provoca una fuga de cerebros.
Consecuencias
A través de una orden ejecutiva que suspende las entrevistas para visas estudiantiles en embajadas y consulados estadounidenses de todo el mundo, el gobierno de Trump ha interrumpido una arteria crítica que cada año atraía a más de un millón 100 mil jóvenes estudiantes de todo el planeta para formarse en su territorio.
De acuerdo con el secretario de Estado, Marco Rubio, han sido revocadas seis mil visas de estudiantes en la administración Trump. De ese total, cuatro mil fueron revocadas por violaciones a la ley; el resto, por exceder su estadía.