Veterinarios al rescate en desastres

Veterinarios al rescate en desastresEn la identificación de las zonas vulnerables los veterinarios pueden contribuir a reducir el impacto que un desastre puede tener sobre animales domésticos, de granja o silvestres. Cortesía

Cuando ocurre un desastre, todo suele centrarse en los daños que sufrieron las infraestructuras, en las personas heridas o desaparecidas; en la necesidad urgente de víveres, agua y atención médica. Sin embargo, en todo este caos y desesperación también hay otro grupo de seres vivos que sufren: los animales, tanto los de compañía como aquellos de granja o que están en su hábitat natural.

Cuando la naturaleza golpea con terremotos, huracanes, inundaciones o incendios, el trabajo de los médicos veterinarios cobra una relevancia sumamente valiosa, explica la doctora Claudia Edwards, profesora de asignatura en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su experiencia no solo abarca desastres en México, sino también emergencias internacionales, como su participación tras el huracán Matthew en Haití, en 2016 y, más recientemente, el terremoto de 2023, en Turquía.

Prevención

Esta es la primera línea de defensa, señala la experta. Desde la identificación de las zonas vulnerables, hasta promover campañas de vacunación, los veterinarios pueden contribuir a reducir el impacto que un desastre puede tener sobre animales domésticos, de granja o silvestres.

Edwards explica que en el proceso de gestión del riesgo también es vital ayudar a que los animales sean más resilientes, lo que significa atender desde antes a aquellos que se encuentran en un estado de vulnerabilidad; por ejemplo, los que ya de por sí tenían problemas de piel, no estaban vacunados o desnutridos, ya que cuando ocurre un fenómeno, su situación empeora: se estresan, su sistema inmune no funciona bien y surgen más enfermedades que complican aún más su estado de salud.

Esta preparación no siempre ocurre. En muchos casos, los planes de emergencia no consideran a los animales, lo que deriva en situaciones caóticas cuando el desastre ya es un hecho. Los propios dueños, así como las autoridades suelen no considerarlos al momento de la preparación-prevención y, muchas veces, una vez que hay damnificados y se tiene que montar un albergue temporal, son excluidos o se tienen que montar lugares especiales para ellos y todo es más caótico.

Durante el evento, que puede ser un incendio, una inundación, un terremoto o erupción volcánica, los veterinarios desempeñan un papel crucial en el rescate y la atención de animales. Los daños que presentan van a depender del tipo de fenómeno.

En el caso de los sismos, como los ocurridos en 2017, en México, Edwards recuerda haber atendido animales en cinco estados, muchos de ellos lastimados por las bardas que cayeron, otros quedaron lastimados e incluso fueron rescatados debajo de los escombros; pero también hubo los que resultaron con mordeduras de perros grandes, principalmente gatos y perros de talla pequeña, esto, explica, se debió a que los peluditos no estaban socializados y al huir fueron atacados.

Recuperación y salud pública

El desastre no termina cuando el fuego se apaga o el agua retrocede. Los veterinarios también participan en la recuperación de cuerpos, una etapa crítica y muchas veces invisible. Uno de los retos más importantes es el manejo de cadáveres animales, particularmente en zonas rurales.

Se visibiliza mucho a los animales de compañía, pero también se debe pensar en las gallinas, cerdos, caballos, vacas y demás especies de granja u otros hábitats que no son urbanos que pueden morir durante algún desastre. En este caso, los veterinarios también trabajan para ayudar con el retiro de los cadáveres para evitar que empiece su descomposición y esto pueda llegar a generar enfermedades zoonóticas.

Veterinarios de fauna silvestre

En México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 20 millones de hogares en donde viven animales de compañía que no son perros ni gatos, sino que pueden ser peces o aves, pero también otras especies menos comunes, como hurones, iguanas, ajolotes, serpientes o conejos. ¿Quiénes se encargan de cuidar su salud?

No existen cifras de cuántas personas trabajan en México que estén especializadas en medicina veterinaria de fauna silvestre, aunque ya existen especialidades de las que egresan ese tipo de profesionales, como las que se imparten en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para ello, en la UNAM se creó una especialidad de tres años para atender a la fauna silvestre, que pueden ser aquellos que están en libertad en diferentes ecosistemas, los que viven en colecciones zoológicas o los que son animales de compañía. “Hablar de fauna silvestre se refiere también a una gran diversidad de organismos, por lo que nos enfocamos en desarrollar habilidades clínicas para que cuando se enfrenten a una nueva especie, que quizá no hayan visto con anterioridad, tengan las bases de Medicina suficientes para poder acercarse a ella en su biología, anatomía, fisiología y enfermedades más comunes”, aclara el también secretario académico del Programa Universitario de Bioética de la UNAM.

Desde 2008, la UNAM cuenta con un Hospital Veterinario de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología Clínica (HVE-FSEC) en donde se le da atención a “animales de compañía no convencionales”, es decir, especies de fauna silvestre que se encuentren bajo el esquema de compañía para los humanos.