La violencia generada por la disputa entre grupos antagónicos del crimen organizado desplomó, de tres años a la fecha, entre 70 % y 80 % la producción de artesanías en el municipio de Paracho, en la Meseta Purépecha de Michoacán, el cual se distingue por la fabricación de guitarras y otros instrumentos de cuerda, además del trabajo de torno con madera.
Pero no solo la producción ha sufrido un impacto salvaje, pues en cuanto a la comercialización, las ventas cayeron en el municipio hasta en 90 %, en algunos casos, lo cual ha generado una crisis severa para los artesanos.
Desde hace 45 años, Hermenegildo Silva Cano elabora a mano todo tipo de guitarras. Es uno de los artesanos más respetados y reconocidos en su pueblo, en el estado y el país. Mere Silva, como lo conocen, recuerda que empezó su oficio con la construcción del modelo económico y después comenzó con las de cedro, nogal, hasta llegar a la confección de guitarras de rosa de la India.
Después elaboró instrumentos finos con madera de maple, arce y de todo tipo, entre ellas, la guitarra popular, de estudio, clásica y de concierto. Hacerlo, dice Mere, es su pasión; más que su oficio. Por ello narra con tristeza cómo la violencia que se vive alrededor de su municipio ha golpeado también la artesanía.
“Desgraciadamente el crimen organizado acabó casi en 80% con el turismo y ahorita tenemos que salir a vender a otras ciudades”, cuenta el artesano que asegura que desde hace 10 años la violencia empezó a golpear el sector artesanal y desde casi tres años ha sido más intenso.
“El crimen organizado se adueñó, no de Paracho, pero sí del alrededor. La imagen que se percibe es que aquí hay mucha violencia y los clientes que tenemos deciden ya no venir”, afirma el artesano, quien considera que la violencia no es un problema solamente de autoridades estatales ni municipales, sino que es algo que va más allá.
Mere Silva refiere que hace mucho tiempo, un ingeniero de Guadalajara le adelantó que la situación del crimen organizado en Michoacán iba a estar igual o peor que en Colombia. “Me dijo: ‘la mafia es la que va a quitar y poner gobernantes’, entonces, estoy viendo que es así”, lamenta el artesano de Paracho, que es la Capital Mundial de la Guitarra.
Cuenta que antes, los criminales eran gente de afuera y eran quienes los robaban o extorsionaban; “desgraciadamente esa gente emigró y dejó las células aquí y a su gente: un sobrino, un hijo, un hermano, un primo o hasta un jovencito ya están metido en esas cosas”, señala.
Afirma que la inseguridad no es un flagelo que acabará pronto, por lo que no ve cercana una solución a la violencia. El artesano calcula que en Paracho, cerca de 30 % de los talleres familiares de madera, de torno o de otro tipo de artesanías han cerrado.
Responsabiliza en gran parte a la violencia, a los bloqueos carreteros, vehículos incendiados y ataques armados perpetrados en la región por el crimen organizado. “Veo con mucha tristeza cómo gente de todas las edades, principalmente jóvenes y que son artesanos, se ven obligados a emigrar. Pero ¿qué más se puede hacer? No sé si haya solución; no sé si le falte visión al gobierno federal, no sé cuál sea la cuestión, pero mucha gente está emigrando”, afirma el artesano de guitarras con 45 años en ese arte.
Para Gerardo Valencia Hernández, presidente de la Unión de Artesanos de Paracho, “la violencia donde quiera está ahorita y a todos nos afecta”. Lo dice con certeza, el turismo, principal consumidor de las finas artesanías, ha dejado de visitar el municipio porque siempre está el temor de la violencia en todos lados.
Cierran negocios
El corredor artesanal de Paracho, Michoacán se encuentra en pleno centro de la cabecera municipal. El complejo cuenta con todos los servicios, pero no hay turistas nacionales o extranjeros.
Contados son los locales que permanecen abiertos. Ya no hay talleres que, como antaño, se mantengan abiertos para exhibir sus habilidades ante los turistas, y la mayor parte de los establecimientos están desocupados.