El regreso de las cumbres de “Los Tres Amigos”, en pausa durante el mandato de Donald Trump, es sin duda un intento de recuperar el tiempo perdido y demostrarse entre vecinos que, tras el freno impuesto a las reuniones por la pasada administración republicana estadounidense, la voluntad de trabajo conjunto y de pensar en una única dirección como región puede tener futuro.
Con excepción de la firma del nuevo T-MEC, los líderes de Estados Unidos, México y Canadá no se han visto juntos en un mismo escenario desde 2016. “Esta cumbre es increíblemente importante”, opina Jason Marczak, director del centro para América Latina del Atlantic Council.
Analistas y expertos ven en el encuentro una oportunidad fundamental para que los tres países pongan en común su plan de futuro.
Sin embargo, la relación está lejos de la cercanía que se vio en cumbres anteriores. “No parecen los tres amigos, sino los tres viajeros”, expresó recientemente Kenneth Frankel, presidente del Canadian Council for the Americas; “tres compañeros de viaje, todos moviéndose en cualquier dirección, en alguna dirección vaga, sin mucho en común entre ellos”.
La agenda de temas a tratar es amplísima, pero con algunos puntos muy claros y relevantes. “Una de las prioridades [para el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador] y para México, es migración, pero no sólo el tema de la cooperación en desarrollo, que es clave, sino también la reforma migratoria integral [en EU], que llega tarde”, apunta Martha Bárcena, exembajadora de México en Washington.
Otro de los puntos que van a ser más importantes, especialmente en el panorama actual de las consecuencias derivadas de la pandemia de coronavirus, es el asunto económico, que se resuelve según los expertos en un par de palabras: integración y competitividad.
Entre los temas polémicos que podrían tocarse están la reforma energética mexicana, los compromisos en cambio climático, el cumplimiento del nuevo tratado de libre comercio… Pero la cumbre es una oportunidad única para poner puntos en común, y sembrar semillas para una relación norteamericana que tiene que definir el futuro.