El virus es letal y mata; necesitamos apoyo

Una labor maratónica, el riesgo a la propia salud y la presión psicológica por temor a llevar el virus a casa, fue la rutina de Alejandra Peña Caballero, de 29 años, que estuvo en la primera línea de combate para cuidar a pacientes contagiados de Covid-19.

Por amor a su profesión, la heroína sin capa sigue enfrentando a este enemigo silencioso y luchando desde su casa para cuidar a cinco integrantes de su familia -casos positivos Covid- y también ella, siendo portadora.

Alejandra afirma que se dedica al cuidado de paciente geriátricos y hasta hace poco, su labor la llevó a cuidar a pacientes Covid, “el cual fue un tema que tomé con mucha seriedad y delicadeza”.

“El 9 de marzo, mi suegro empezó a sentir síntomas, lamentablemente estaba solo en su casa. Fui a visitarlo, ya que mi suegra estaba fuera de la ciudad.

“Cabe mencionar que tenía ya varios días sin verlo precisamente para evitar contagiarlo, desafortunadamente adquirió el virus por otro lado”, explica la enfermera.

Al llegar al domicilio, Peña Caballero encontró al hombre con fiebre muy alta, dolor de cabeza y sin olfato ni gusto, “el principio de esta enfermedad”.

Narra que el 11 de marzo acudió al Centro Poliforum, ya que su suegro en un instante requería oxígeno, el aire se le había ido.

“Estaba con él, pero me di cuenta que lo único que le hicieron fue proporcionarle oxígeno, en lo que nosotros conseguíamos, ya que no contamos con recursos”.

Poco después -dice Alejandra- el hombre fue trasladado a su casa, “ya que en la clínica le quitaron el insumo”, argumentando que habían pacientes que igual necesitaban de este aire y no había lugar; “el Poliforum estaba saturado”.

“Con oxígeno a nivel 12 y 13 lo mantuve en casa; con mis conocimientos de enfermería y la ayuda de un doctor lo canalicé y fui dandole tratamiento.

“Yo me había salido de la clínica y me dediqué a cuidarlo día y noche, ya que entraba en crisis respiratoria.

“Con la voluntad de Dios, su hijastra encontró un espacio en la clínica de San Cristóbal; hoy ahí se encuentra entubado y luchando por su vida”.

Peña Caballero, su esposo y su cuñada, el 16 de julio comenzaron con la sintomatología más severa (fiebre, dolor de cabeza, conjuntivitis y diarrea).

Alejandra más adelante presentó hipoxia severa, “mi saturación bajaba 80% y mi frecuencia era elevada, no podía respirar y la opresión en el pecho era intensa”; la enfermera sintió que Dios se la llevaría.

“No contábamos con oxígeno, pero en el momento conseguimos rentado; después de unos días mi esposo empezó la misma crisis, ya éramos dos conectados al equipo.

“Posteriormente mi cuñada y poco a poco casi todos los integrantes de mi familia. Temíamos por mi suegra, ya que ella presentó desaturación y los mismos síntomas recios.

“Fue la preocupación más grande el saber que podía agravar y nosotros sin poder movernos y sin ayudarla”, agrega.

Alejandra dice que sintió nostalgia y tristeza desalentadora, ya que su familia estaba infectada y “ no había quien pudiera acercarse ni para pasarnos un vaso con agua”.

La mujer con espíritu guerrero a pesar de su condición, pidió apoyo por Facebook y “gracias a Dios la gente de buen corazón empezó a mandarnos comida y apoyo”.

Con la poca fuerza que impera en ella, se levanta para inyectarles Dexametasona, Enoxaparina, Metilprednisolona y nebulizaciones.

“El de arriba me ha dado fuerzas y el amor a mi carrera, a mi madre y a mis hijos para así poder atenderlos y salir adelante”, comenta.

Los medicamentos que más requiere son los antes mencionados y la Enoxaparina de 40 gm para la coagulación de la sangre, además de oxígeno y apoyo económico, principalmente.

En medio de su preocupación, Peña Caballero afirma que Chiapas no debió de haber pasado a semáforo naranja, “estuvo mal, ya que no hay lugar en hospitales, la gente está muriendo, no hay medicamentos y el oxígeno subió de precio”.

“Sólo cuando vives en carne propia esto, te das cuenta de la magnitud de la enfermedad.

“Muy poca gente desconoce qué es el coronavirus, piensan que con sólo tés y remedios pueden controlarlo pero no es así, es letal y va acabando poco a poco cada parte de tu cuerpo si no te atiendes a tiempo.

“La gente ha quedado muerta camino a casa por que no le toman la importancia debida al virus y lo principal es que ataca en la desaturación”, finaliza Alejandra, en esta pelea contra el Covid-19, que a pesar de su miedo, se pone de pie con osadía para brindarle fuerza a su familia.

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