En Tuxtla nos está cargando el payaso

El rato más silente y amargo quizá sea cuando la gente no se ríe de las ocurrencias que un payaso pueda presentar en la calle, y a decir de Pelotita, él trata de cambiar ese rumbo de los viajeros que esperan un breve instante, cuando la luz del semáforo se pone en rojo.

Antes de arribar a la calle -en específico a los cruceros-, él y su hijos se personifican, dan el último repaso a la actuación en su morada ubicada en Las Casitas, 2ª Sección y piden al “Creador” que les conceda un buen día.

La familia viaja en la ruta 30 ante la mirada de algunos pasajeros, quienes simplemente guardan la mesura, ignoran y siguen su viaje.

El lente de Cuarto Poder y los payasos llegan a una esquina, a la calzada de las Culturas Indígenas y el bulevar Fidel Velázquez, cerca del Estadio Zoque “Víctor Manuel Reyna”, “¡Bienvenidos al teatro libre y sin techo, el show de calle!”.

Carlos Manuel González Álvarez y sus hijos Alan Rodrigo y Carlos Eduardo llevan el espectáculo austero pero pícaro a diversos puntos de la ciudad, para sobrevivir y enfrentar los embates de la sabia vida y la pandemia.

“Llevo 22 años dedicado a este oficio y también como parte del show hago magia y malabares. Mis hijos, el payaso Chonchito y Huesitos recientemente se involucraron a esta noble labor y les gusta, disfrutan lo jovial de este arte”, cuenta Pelotita mientras se personifica y explica que el maquillaje puede ser de “vagabundo, payaso augusto, jobo y cara blanca, entre otros”.

Afirma que están pasado una difícil etapa, ya que los eventos se detuvieron por la emergencia sanitaria, un golpe de más de cuatro meses que los ha orillado a seguir trabajando en los semáforos y tratar de conseguir “por lo menos para la comida del día”.

Por la emergencia sanitaria, el gremio de payasos -aproximadamente 150 sólo en Tuxtla- se encuentra afectado al igual que otros sectores, sin embargo, algunos buscan opciones diferentes para no detener su economía pese a que la disminución sea notoria pero segura para solventar gastos del día a día.

Ante esto, Carlos pide apoyo a la sociedad o las autoridades, en su caso particular, ya que teme que el problema empeore y sus hijos tengan que enfrentar esta ruda realidad, aunque también aplaude y reconoce el esfuerzo que hacen para salir avante.

Finalmente, desde el crucero donde trabajan con osadía, toreando los vehículos y sobrellevando el intenso calor, la familia González hace el llamado para que no se olviden de ellos y la gente que pase por ahí les regale una moneda, una risa o el afecto de un amable aplauso por su faena callejera.

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Carlos Manuel González

Calle 7ª, avenida 14ª, manzana 40, lote 5. Colonia Las Casitas, 2ª Sección.

Celular: 9616679583