Madre e hija continúan bordando pese a la adversidad

A pesar de las adversidades económicas y de salud, doña Paula Hernández Hernández de 89 años y su hija Catalina Juárez Hernández de 65, dos bordadoras tradicionales de Aguacatenango, pueblo tseltal de Venustiano Carranza, continúan su camino dentro de esta actividad y contando historias con su trabajo.

Doña Catalina actualmente padece cáncer de matriz y tiene que ir a la Ciudad de México para realizar sus estudios y tratamientos, ya que aquí en el estado el medicamento es más caro, por lo que esperan una mano amiga para continuar con sus trabajos ancestrales pues los problemas de salud han mermado su economía.

La artesana viaja cada dos a tres meses, en ocasiones sufre molestias muy intensas en el estomago, la cual la han llevado a vomitar sangre, según algunos médicos, dicen que es normal al ser parte de la enfermedad. Ella sigue con el tratamiento moderno, pero también usa remedios caseros y ancestrales a base de plantas. Actualmente viven en San Cristóbal de Las Casas en donde trabaja en su casa-taller junto a su madre.

Doña Paula Hernández Hernández, casi toda su vida ha sido bordadora, sigue trabajando. Lamentablemente por su edad ha perdido visibilidad, sin embargo con la fuerza de su corazón, sus manos con rugosidades del tiempo y la vida, siguen contando historias.

Con el semblante exhausto, pero un suspiro de ánimo, con gran hilaridad, sencillez y amabilidad reconocen que han dedicado a su trabajo más de medio siglo de vida pero los temas de salud las ha pausado para seguir el bordado tradicional y ancestral de Aguacatenango.

Cuentan que las mujeres del pueblo se visten, ahora, muy diferente a los trajes tradicionales que solían usar hace 50 años. El traje tradicional estaba compuesto por una blusa bordada hecha de manta y una nahua sujeta por una faja. El traje moderno es una blusa corta con pliegues y bordada con colores brillantes. Una indumentaria parecida se puede observar en Amatenango pero con una falda más larga y un mandil. Las blusas hechas por Catalina son típicas del área y están hechas de la manta más gruesa de Chiapas, en una gran variedad de colores.

Catalina nació hace 60 años en Aguacatenango y aprendió el bordado tradicional de su madre entre la edad de ocho y diez años. Se mudó a San Cristóbal de Las Casas cuando se casó y crió a sus hijos. 

Actualmente es viuda y su propio sostén es gracias a las coloridas blusas que hace y borda de su pueblo natal. Es reconocida por los terminados de sus blusas y diseños tradicionales. La puede encontrar trabajando en su casa y de ser posible la mejor manera de que su trabajo no cese y sigan bordando historias es ayudándolas al comprar su trabajo en San Cristobal de Las Casas.

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San Cristóbal de Las Casas

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