Leydi tiene siete años, pero padece labio leporino, lo cual le impide hablar de forma correcta, aunque su situación puede ser superada con una cirugía; sin embargo, su familia no cuenta con los recursos suficientes para costear la intervención quirúrgica.
A la pequeña que nació con este mal y paladar hendido, la primer cirugía ya le fue practicada; no obstante, requiere una segunda intervención, pero la situación económica no lo ha permitido.
Jovita es la abuela, quien se hace cargo de Leydi y su hermana Shomara, de seis años, ya que su madre partió al norte del país en busca de mejores oportunidades.
Hace más de un año que sus familiares no saben nada de la mujer.
La familia sobrevive de la venta de piñatas que Jovita elabora con el apoyo eventual de sus nietas, sin embargo los ingresos son insuficientes para costear los gastos de la cirugía.
La abuela comparte que en las mañanas Leydi se despierta animada y por medio de su hermana pide saber si será operada pronto.
Debido a que la infante tiene problemas para comunicarse, dijo, es víctima de bullying, debido a las videollamadas que tiene que realizar para tomar clases.
Shomara comparte sus tareas por medio del video y Leydi busca hacer lo mismo, aunque al ver que se le complica, pasa momentos de tristeza.
La niña requiere de unos 30 mil pesos para que le puedan practicar la cirugía, pero la cantidad es impagable para su abuela, por lo que buscan ayuda para conseguir los recursos o que les brinden apoyo a través de alguna institución de beneficencia.
Su abuela busca contar con el apoyo, ya que asegura que con la cirugía su nieta elevará su autoestima.
“Algunas veces parece frustrarse y llora de manera inconsolable por la situación”, finaliza Jovita.
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