A pesar de que la población infantil en guarderías de algunas prisiones de Chiapas ha descendido, la necesidad para este sector y sus madres es imperante, al requerir pañales, leche, toallas húmedas, ropa, entre otros productos de primera necesidad para este sector, aunado a las carencias que presentan sus madres, muchas de escasos recursos.
Particularmente, en el Centro de Reinserción Social de Sentenciados 14 (Cerss), mejor conocido como “El Amate”, destacó Jacivi Gómez, presidenta de la Fundación “Unidos por la Sangre”, asociación que ayuda a mujeres en prisión.
La activista expuso que la guardería entró en funciones en la administración anterior, derivado de la misma necesidad que tenía la institución penitenciaria, en donde se sumaron a acopiar cunas, portabebés y carreolas para 50 niños que nacieron ahí y estaban junto a su madre en la etapa de lactancia, para crear un vínculo como parte de un derecho humano y ser separados a los cuatro años, ya que no podrían seguir viviendo en esos espacios.
“La ley estipula que los niños deben estar hasta cumplir los cuatro años viviendo con sus mamás, una vez que llegan a esa edad son retirados de la cárcel para no afectarlos psicológicamente, y se van a vivir con algún familiar o abuelos, sino se mandan al DIF para darlos en adopción”, contó.
Expresó que es muy difícil, ya que los bebés nacen ahí prácticamente, y aunque tengan un centro médico carecen de muchas cosas básicas.
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