Era una noche oscura y aparentemente tranquila en la autopista que conecta Ocozocoautla con Las Choapas, a la altura del puente Chiapas, en el tramo Coita-Malpaso.
Sin embargo, esa calma nocturna fue interrumpida por un grupo de sujetos armados que desató el terror entre los conductores que transitaban por la vía.
Con armas largas en mano y la frialdad de quienes están acostumbrados a estos actos, los delincuentes llevaron a cabo un violento atraco que dejó al menos 30 personas varadas en medio de la carretera, sin sus vehículos ni pertenencias.
Eran horas de la madrugada del lunes cuando los primeros disparos resonaron en el aire, obligando a detenerse a los que circulaban por la zona. En cuestión de minutos, los asaltantes ya tenían el control total de la situación.
A punta de pistola obligaron a las víctimas a descender de los vehículos y entregar todo lo que llevaban de valor: dinero en efectivo, teléfonos, joyas y otros artículos personales.
Los gritos de desesperación y el miedo palpable se mezclaban con el rugir de los motores de las camionetas robadas que, en manos de los ladrones, desaparecían en la oscuridad.
La autopista, usualmente transitada por quienes se desplazan entre las localidades de Chiapas y Veracruz, se convirtió en un escenario de incertidumbre.
En medio del caos, quienes lograron salir ilesos comenzaron a pedir ayuda. Algunos utilizaron sus teléfonos para llamar a las autoridades, mientras que otros, en estado de shock, intentaban consolar a sus compañeros de viaje.
Los testimonios de los afectados revelan el pánico vivido. “Nos apuntaron con las armas y no hubo más que entregar todo lo que teníamos. Solo pensábamos en salir de ahí con vida”, narró un hombre que viajaba con su familia desde Tabasco.
Las víctimas, en su mayoría originarias de Tabasco y Veracruz, pasaron largos minutos atrapadas en una mezcla de angustia y frustración.
Este tipo de asaltos no es ajeno a la región. Durante semanas anteriores, la ruta Coita-Arriaga había sido blanco de constantes ataques similares, lo que llevó a las autoridades federales a desplegar operativos en esa zona.
Parece que esta presión provocó que los criminales cambiaran de ruta, encontrando en la autopista Ocozocoautla-Las Choapas como un terreno fértil para sus actos delictivos.
Las autoridades de seguridad llegaron al lugar después del atraco, cuando finalmente los afectados pudieron comunicarse, brindándoles atención a quienes, afortunadamente, resultaron ilesos físicamente.
Sin embargo, el impacto psicológico fue evidente: crisis nerviosas, lágrimas y rostros desencajados que reflejaban la impotencia y el miedo de haber vivido una de las noches más aterradoras de sus vidas.