Minutos de angustia y desesperación se vivieron el lunes sobre la carretera federal Palenque-Ocosingo, cuando un volquetero estuvo a punto de protagonizar una tragedia. Sin embargo, su pericia al volante y años de experiencia marcaron la diferencia entre la vida y la muerte.
Percance
El incidente ocurrió en el tramo conocido como las curvas de El Chimborazo, una zona famosa por sus pronunciadas pendientes y peligrosos giros.
Por ahí descendía un camión de volteo de 14 metros cúbicos de capacidad, cargado con material pétreo. Fue en plena bajada cuando el chofer se dio cuenta de que los frenos del pesado vehículo comenzaron a fallar.
Lejos de entrar en pánico, el volquetero actuó con sangre fría. Sabiendo que el camino podía volverse mortal, tomó la difícil pero inteligente decisión de cunetear el camión: dirigió la pesada unidad hacia la cuneta para frenar su marcha.
Con esta maniobra arriesgada, logró que el vehículo quedara atascado entre un montículo de tierra y la cuneta, lo que redujo drásticamente la velocidad del volteo y evitó una catástrofe mayor.
Gracias a esta acción se evitó un choque en cadena con otros vehículos que transitaban por la misma vía, o una volcadura que habría tenido consecuencias fatales, tanto para él como para los automovilistas.
Ayuda
Una vez que la unidad quedó inmovilizada, el conductor solicitó apoyo a través de radio con sus compañeros del gremio y con su patrón, quienes acudieron rápidamente al sitio para ayudar a abanderar el camión y asegurar la zona, mientras llegaba una grúa para el retiro del mismo.
El chofer resultó ileso y no se reportaron daños a terceros. La experiencia vivida servirá como una anécdota que difícilmente olvidará, pero también como recordatorio de la importancia del mantenimiento vehicular y de la sangre fría en situaciones extremas.