Taxista émulo del “Chapo Guzmán”

No es pariente del “Chapo Guzmán”, pero supo realizar el escape perfecto. Conducía un taxi con aliento alcohólico, un oficial de Tránsito lo detectó y persiguió, pero no contaba con la astucia del émulo del “Chapulín Colorado”.

El taxi tipo Tsuru con número económico  2189 y placas 4967 BHG, dio vuelta en la 9ª Sur y Carretera a Villaflores.

Conducía un joven. En el semáforo de la 11ª Sur, se emparejó la patrulla PC-491 de Tránsito Municipal.

Al ver al oficial, el taxista aceleró pasándose el alto. El oficial lo persiguió de Norte a Sur sobre la Carretera a Villaflores.

La mente del chafirete, aunque embotada por el alcohol, tuvo la agilidad de pensar y buscar una salida.

Sus ojos vieron un lavado de autos, entre la 18 y 19 Sur, y se metió. El patrullero no pudo hacer lo mismo.

Cuando el oficial bajó de su patrulla y quiso entrar al negocio, el taxista fue astuto. “¡Hey, atrás de la raya que estoy trabajando!”, le dijo y le marcó el alto justo donde termina la acera y comienza el piso del lavado de autos. Había una seña.

El astuto chafirete le recordó al agente que no puede entrar a propiedad privada.

Rumiando su coraje, el oficial reconoció su limitación y le dio la razón al infractor.

Sin darse por vencido, el agente llamó por teléfono a un Ministerio Público para que se llevaran al conductor ebrio a certificar ante un médico legista.

El patrón del taxista que ya había llegado al lugar, se reía. “No jefe, ya no procede. Conducir ebrio ya no está penado como antes, debe haber un accidente o una infracción para que proceda la agravante de la ingesta de alcohol”, le dijo.

El Ministerio Público corroboró lo dicho por el concesionado. No llegó.

El taxista celebró su escape perfecto. Y aunque al entrar al lavado nunca tuvo la intención de lavar  la unidad, ahora pidió el servicio, “sólo para celebrar”.

El oficial se fue rumiando su dolor y coraje. “Já, bonita está la ley, en vez que vaya para adelante va para atrás, como cangrejo”, comentó.