Las madres son eternas, mientras se recuerden nunca morirán, esas palabras fueron la constante en las personas que este 10 de mayo visitaron los panteones de Tuxtla Gutiérrez, con la intención de llevar una ofrenda a sus seres queridos que partieron de este mundo terrenal.
En este 2023 las restricciones a los panteones municipales no existieron, y por ello también la afluencia fue mayor este miércoles en el Panteón Viejo de la capital chiapaneca.
Desde las siete de la mañana comenzó a llegar la población para recordar y honrar a las madres aun después de fallecidas, asegurando que “no existe amor mayor en este mundo terrenal que el de mamá”.
Flores, rosas, lilis, coronas, velas, veladoras, juncia, copal, así como diferentes arreglos desfilaron por los andadores del camposanto. Todas las familias acudieron gustosas en esta fecha, a limpiar y adornar las tumbas.
Al pie de algunas criptas resonaban algunas canciones de mariachi, música que era la preferida por estas valiosas mujeres en su vida terrenal.
Doña Guadalupe Gutiérrez Vázquez acudió al Panteón Viejo para llevar una ofrenda a su suegra, quien perdió la vida hace tres años.
Para ella resulta una fecha muy especial e importante, señalado que “es necesario que las personas nunca se olviden de su madre, pese a que estén sepultadas en el panteón”.
“Si las dejamos, es como que no las quisiéramos. Venimos a ver a mi suegra, pero mi madre está viva y con ella voy a festejar el 10 de mayo, con una comida especial, la comida que a ella le gusta”, compartió.
También indicó que en su familia acostumbran a juntarse los siete hermanos para ir a la casa de su madre; “hoy quiso comer cochito con salsa”, afirmó.
Desde su perspectiva, dijo que los tiempos han cambiado, pues los jóvenes pierden el respeto por los mayores y, lamentablemente, por las madres de familia.
Octavio Tercero Ovando también llegó a panteón este 10 de mayo, a dejar flores a su esposa, suegra e hija menor. Se trata de una vista que hace con mucho amor, pues con ello intenta honrar su recuerdo y memoria.
Con lágrimas en los ojos, asegura que las madres son todo un ejemplo, aunque ya no estén vivas, pues han dejado un gran legado de abnegación así como las virtudes que dejan en las familias.
“Son el mandato divino de la creación, el hombre debe de ser su apoyo y el sostén que se llega a formar”, comentó.
Para el maestro jubilado, el recuerdo de su esposa y madre de familia todavía sigue vivo, en su corazón, en su alma, y es por ello que refiere que las personas que aún están en este mundo terrenal, no deben de dejar morir esas memorias. “No queda más que felicitar a todas las madres de Chiapas, que nos han dado tanto”, expresó.