Con amplias áreas verdes, un inmueble que busca invadir en lo mínimo el terreno y prescindir de la ventilación mecánica, así es como el arquitecto mexicano Rolando Rodríguez-Leal y su socia, la también arquitecta Natalia Wrzask, de nacionalidad polaca, imaginaron una estación de tren sustentable para el Tren Maya.

La polémica del proyecto fue justo lo que motivó a los fundadores del despacho arquitectónico Aidia Studio a participar en la licitación, porque gracias a su experiencia —han trabajado para los estudios arquitectónicos de Norman Foster, Zaha Hadid, y con Jean Nouvel en el diseño del museo Louvre, en Abu Dhabi— aseguraron que era posible construir una estación de tren con diseño sustentable, la especialidad del estudio que fue fundado en 2018 y que tiene sedes en la Ciudad de México y Londres.

Rodríguez-Leal y Wrzask son los responsables de diseñar la estación de Tulum, la cual —cuando se realizó esta entrevista el 30 de julio— aún estaba en la fase del proyecto ejecutivo. Sin embargo, el tiempo no causa inquietud en los arquitectos —que prefieren deslindarse de la controversia—.

Optan por concentrarse en trabajar el proyecto “a conciencia” y con extremo cuidado, porque apuestan por una estación que dure 100 años y no a trabajos hechos sin la adecuada planeación, una constante en México, asegura Rodríguez-Leal, quien en entrevista explicó en qué consiste el diseño sustentable de la estación.

¿Cómo fue que participaron en este concurso sobre la construcción de la estación de Tulum del Tren Maya?

Cuando se lanzó el proyecto, supimos que crearía controversia en temas ambientales, entonces nuestra reacción fue desarrollar un proyecto tipo (es decir, una estación genérica, sin detalles específicos) porque creímos que podíamos diseñar una estación de tren respetuosa con el ambiente y que contribuya con el espíritu del proyecto, que es desarrollar la zona y articular mejor los centros de población a través de las estaciones. Nosotros, gracias a nuestra trayectoria —vivimos en China, Abu Dhabi y Londres— vimos que el desarrollo no es antagónico con el medio ambiente.

Cuando hicimos la estación tipo consideramos las características de la zona, en su contexto —su piso kárstico, su clima, los vientos de la zona— y la experiencia de usuario que buscábamos. Esta propuesta la difundimos, tocamos la puerta de Fonatur y después de insistir, nos recibieron y dijeron que la evaluarían.