Ana Gallardo, del duelo personal al colectivo
La muestra “Aquí tembló un delirio” estará abierta al público hasta el 15 de diciembre. CP

El dolor por ganar menos que tus colegas hombres, el dolor de no poder dedicarte a tu pasión por la mala paga o el dolor de saber que tu madre no cumplió sus sueños, se vuelven menos solitarios y adquieren otra dimensión en la exposición “Aquí tembló un delirio”, cuando la artista Ana Gallardo (Rosario, Argentina, 1958) comparte en un audio (titulado CV Laboral) de que en los años 70 levantaba a “los niños” a las 6:30 horas para darles de desayunar y de ahí irse a la fábrica y que aun 20 años después vendía tampones y era asistente de forma simultánea de una galería y un despacho de arquitectura, todo para poder seguir haciendo su arte y mantener a su familia.

La nueva perspectiva también se adquiere dentro de la sala que contiene Estudio II para la restauración de un perfil, donde recrea los bodegones que pintó su madre, como un homenaje a ella y a sus aspiraciones artísticas que se vieron frustradas por las expectativas que se tenían sobre las mujeres en los años 40 y 50.

El trabajo de Gallardo muestra que esos dolores cotidianos en la vida de una mujer no son cuestión de una “mala suerte” aislada y aleatoria, sino que son consecuencia de un sistema que rige a la sociedad, el patriarcal. Es por este motivo que para la argentina es importante hacer del duelo algo público y colectivo.

“Poder decir las cosas que nos pasan, los conflictos que una mujer tiene a lo largo de la vida es político. Yo voy a hacer público mi duelo porque además es mi derecho poder decir lo que me duele, porque si no, al ocultar mis problemas, la sociedad seguirá decidiendo qué es lo correcto y poniendo en vista los conflictos que le convienen”, expresa la artista en entrevista.

Exposiciones

Gallardo —quien ha exhibido en espacios como el Museo Jumex, el Palais de Tokio (París) y la Bienal de Venecia de 2015— trabaja su arte de forma autobiográfica, trabaja temas como la vejez, el sistema del arte y la violencia contra las mujeres y se caracteriza por ser multimedia (dibujo, video e instalación). En esta exhibición se muestran obras que ha hecho en los últimos 20 años, con la reflexión del proceso de envejecer y la violencia que ha ejercido el sistema patriarcal sobre las mujeres como eje.

En la exposición se presenta también Escuela de envejecer, una de sus creaciones más famosas, que consta de una serie de videos de personas de la tercera edad que finalmente cumplen sus sueños, como ser cantantes, practicar boxeo, participar en competencias de karaoke y más.

La pieza de mayor tamaño es Te busco en otro nombre. Bitácora guatemalteca 1987/2023, donde a través del video y dibujo aborda sus viajes como parte de brigadas que buscaban a mujeres desaparecidas en Guatemala. Esta pieza tiene la finalidad de “hacer memoria” de “la historia de los cuerpos violentados a lo largo de América Latina”.

Ante la pregunta sobre cómo afrontar el hecho de exponerse vulnerable ante el público, Gallardo explica que es el proceso más difícil de su obra, pero que a sus ojos “no hay nada más político que la vulnerabilidad pública, en una sociedad que no quiere ver”. La creadora explica que primero hay que aprender a transitar, comunicar y compartir la vulnerabilidad.

“La gente dice que no se puede llorar en público, que es incómodo, pero ese es el problema del otro. La sociedad del patriarcado ha impuesto normas que nos han hecho mucho daño. (Se aprende) haciendo. Hay cosas que uno sabe y sabe desde siempre, eso es sabiduría de vieja. Uno transita todas estas formas violentas del ‘no hacer’. Lo que uno no hace es escuchar la intuición y uno se deja llevar por el ‘deber ser’ y eso hace perder tiempo”, afirma.

Compartir la vulnerabilidad y hacer público el duelo es la forma en que Gallardo ha vivido su envejecimiento. “Hace 20 años mis amigas no hablaban del tema. (Envejecer) es una lucha, lo que pasa ahora es que es colectiva. Atraviesas el dolor, no se trata de decir ‘¡viva la vejez!’, pero ahora somos más poderosas”, señala.