Cómo tratar la otitis media en bebés

Es una de las infecciones más frecuentes de la infancia. Se estima que entre el 70 y el 80 % de los niños sanos la desarrollan en sus primeros 5 años de vida

¿Qué es la otitis media?

La otitis media (OM) es la inflamación del oído medio, generalmente provocada por un agente infeccioso (un virus o una bacteria). Estos microorganismo suelen proceder de alguna estructura adyacente de la vía aérea.

El oído tiene tres cavidades bien definidas. Llamamos oído medio a aquella que se ubica por detrás de la membrana del tímpano y que, a su vez, se comunica con la nariz (y la garganta) a través de la trompa de Eustaquio.

Los bebés y los niños pequeños tienen una mayor predisposición a desarrollar otitis que los mayores y esto ocurre por factores inmunitarios y anatómicos. Por eso, constituye uno de los principales motivos de consulta al pediatra durante la infancia, tanto en los meses de verano como en los de invierno.

Síntomas

Detectar el foco del dolor en los bebés y en los niños pequeños puede ser una tarea un tanto complicada. Sin embargo, si sospechas que tu pequeño tiene otitis, puedes guiarte por sus manifestaciones.

Además de la otalgia (dolor en el oído), tu pequeño puede exteriorizar algunos de los siguientes signos y síntomas:

Fiebre.

Irritabilidad y llanto constante, en especial durante la noche.

Inapetencia.

Enrojecimiento oído externo y dolor a la palpación de la oreja (no siempre aparece).

Salida de líquido claro o de pus a través del conducto auditivo.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la otitis media en bebés y niños se basa en la sintomatología, en la causa y en la condición de salud base del infante. Es decir, su edad y sus antecedentes clínicos.

En la mayoría de los casos la otitis media remite por sí sola al cabo de unos días y, de hecho, hasta el 90 % de los niños resuelven el cuadro dentro de la primera semana. Sobre todo, cuando es causado por gérmenes comunes, como el Haemophilus influenzae.

No obstante, en otros casos es necesario considerar un tratamiento antibiótico para evitar complicaciones. En especial, en los bebés y en los niños menores de 2 años, ya que su sistema inmunológico no está completamente maduro.