Cuentacuentos en la sala Cáscara de Mar

Ignacia Sánchez Ramírez, mejor conocida como La Tía Nachi, es la primera cuentacuentos que usa el espacio que brinda la sala de lectura Cáscara de Mar en la Galería Rodolfo Disner y que fue inaugurada a finales del 2018 por Beatriz Espinosa de El Carretón de la Lectura.

De 17:00 a 20:00 horas, todos los martes, niños, papás, mamás y tíos encontrarán en este espacio diversas actividades que tienen como finalidad fortalecer la convivencia familiar y en la que los niños son el principal foco de atención.

Esta vez La Tía Nachi estuvo durante tres horas en la sala de lectura. “Primero, los niños jugaron; luego, dieron paso a unos ejercicios para centrar la atención y por último di paso a las narraciones, tales como ‘El ratoncito Mariano’ y ‘La rana Tana’”, cuenta la invitada.

Lichita, quien es maestra de preescolar, notó a los niños muy atentos y participativos, por lo que comenta que todo fue muy bonito y eso le alegra el corazón.

Ignacia, por su parte, indica que a ella le gusta mucho asistir a estos lugares; por ello ha apoyado diversas iniciativas en las que participa contando cuentos en las escuelas. Pero uno de sus sueños, y que piensa cumplir en breve, es ir a los parques y contarles cuentos a los niños a los que nadie les cuenta nada.

Añade que este oficio de cuentacuentos no es un compromiso, porque que un compromiso es una atadura y ella lo hace por gusto y por placer, y lo seguirá haciendo hasta que su salud se lo impida.

Sánchez Ramírez lleva a cabo su labor de cuentacuentos desde el corazón y por eso no le importa si la consideran una profesional o no, pero indica que siempre ha contado cuentos porque su profesión de educadora así se lo permitió durante sus años de servicio.

La Tía Nachi considera que ha ido perfeccionando su labor mediante talleres y con lectura, así como con sus años de vida. Los cuentos que comparte varían según la edad de los niños; por ejemplo, los que contó esta vez en la galería fueron cortos, para mantener atentos los pequeñitos. “Entre más pequeños son los niños, su atención es más diversa”, acota.

Con la intención de brindar una participación lo más completa posible durante su acto, hace cambios de voz y trata de ser ágil para capturar el interés de los infantes.

Los cuentos que forman parte de su repertorio son obtenidos de los libros y del internet. “Son cuentos que son considerados clásicos de la literatura, como los hermanos Grimm o León Tolstói, entre otros”, menciona.

Payasa

Como parte de su oficio, Nachi también tiene otra ocupación, la cual consiste en ir a visitar los hospitales de esta ciudad capital, por lo que se considera una “payasa de hospital”.

Recuerda que siempre ha tenido esa parte de payasa, pero ahora la canaliza muy bien y la ha llevado a obtener una certificación en yoga de la risa, la cual aplica dependiendo de cómo vea a las personas a las que visita, principalmente niños.

Por otro lado considera a los niños como sus maestros, debido a la espontaneidad y la alegría que ellos tienen, y aplaude iniciativas como las que ha creado Dámaris Disner con estos espacios que permiten la sana convivencia entre las familias, porque es necesario estar comunicados con las personas.

Por último, comenta que una de sus mayores satisfacciones es ver a los niños imaginándose las historias que ella les cuenta.