Como parte de las actividades por el Día Mundial del Teatro, el actor y director escénico Mario Galindo fue entrevistado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta).
Al preguntarle cuáles son las formas más complejas de esta disciplina, el maestro respondió que el monólogo es una de las más difíciles porque es un enfrentamiento del histrión consigo mismo y con el mundo que lo rodea.
Añadió que todos los actores inician de forma amateur y que en su caso tuvo que irse a Michoacán, por azares del destino, para encontrar en la Escuela Popular de Bellas Artes de la Universidad Nicolaíta en Morelia lo que sería su modo de vida.
“Descubrí el teatro de una manera mítica y un tanto extraña; me vi envuelto en una serie de sucesos. Llegué a los concursos de los festivales regionales que hacía Bellas Artes y gané el Premio a Mejor Actor en aquel entonces, y eso fue lo que me motivó a seguir adelante”, expresó.
Relató que su director continuó montando piezas escénicas con él como protagonista, hasta que llegó a Bellas Artes, en la Ciudad de México, donde se inscribió en la escuela que dirigía José Solé. En la década de los 60, conoció a varias personalidades de la escena teatral de la República Mexicana, cómo Fernando Bagner, Emilio Carballido, Héctor Mendoza y Pilar Sosa.
“Tuve la fortuna de que estos personajes fueran mis maestros. No solo fueron mis mentores, también me dirigieron y me llevaron a sus obras, como cuando Pepe Solé me llamó para participar en ‘Sueño de una noche de verano’ como uno de sus cómicos. Mientras que Héctor me llamó dos veces: una para que lo asistiera en la dirección, y otra para actuar”, recordó.
Otro de los directores con los que trabajo fue Emilio Carballido. “Me habló para que hiciera uno de sus personajes claves en la obra ‘Medusa’; daba vida a uno de los poetas. Esto fue en 1968, cuando sucedió lo del 2 de octubre, de lo contrario yo hubiese estado donde fue la matanza de Tlatelolco”, refiere.
Por todo esto, afirma, el teatro ha sido para él toda una travesía: física, al recorrer todo el país, y desde luego emocional, espiritual e intelectual, pues le cambió la vida y lo acercó a muchas personas maravillosas.