Marina Núñez Bespalova, nueva secretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura, y Adriana Konzevik, designada como secretaria ejecutiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), tendrán que enfrentarse a una larga lista de pendientes y de cambios en construcción en ambas instituciones.
En el caso de Núñez Bespalova, quien al iniciar la administración de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, fue nombrada jefa de asesores y luego, tras la escandalosa salida de Mario Bellatin, asumió la responsabilidad del Fonca, tendrá que continuar con los proyectos que Édgar San Juan dio a conocer durante su desempeño como subsecretario de Desarrollo Cultural.
Dicha subsecretaría es la responsable de coordinar las acciones de desarrollo cultural con especial énfasis en los festivales artísticos; así como de los centros culturales, la innovación y la economía cultural. También era responsable del desarrollo cultural infantil, aunque no se ha hecho un anuncio oficial, en los hechos esta área ya está bajo el esquema de la Dirección General de Vinculación Cultural, a cargo de Esther Hernández.
En abril pasado, el ahora exsubsecretario aseguró que desarrollaba proyectos en torno a la “innovación”, actualización de la agenda digital, desarrollo de festivales artísticos con alcance internacional de la mano de Relaciones Exteriores, impulso a las industrias creativas y ajustes en el Reglamento Interno de la Secretaría, que, según Frausto, ya se encuentra en “las últimas etapas y está por publicarse”, y en este se verá que instituciones como el Centro Nacional de las Artes y la Fonoteca Nacional ya no serán direcciones generales.
Otro cambio previsto es el del nombre de la subsecretaria para “acercarla más al siglo XXI”. No sería la primera vez que modifican el nombre, cuando surgió la Secretaría de Cultura, en diciembre de 2015, esa área se llamaba Secretaría Cultural y Artística, en 2016 se le conoció como Desarrollo Cultural y tiene, bajo su adscripción, las direcciones de Culturas Populares, Centro Nacional de las Artes, Vinculación Cultural, Asuntos Internacionales y Publicaciones.
La salida de San Juan como subsecretario es la segunda renuncia del primer círculo de Cultura y la tercera en lo que va en la administración de Frausto. El primero fue Bellatin, la segunda fue Cristina Rascón de la coordinación de Literatura del INBA. Sobre estos cambios, el especialista en políticas culturales Eduardo Cruz Vázquez asegura que a ocho meses de gestión no existe claridad en el programa de trabajo de la Secretaría de Cultura.
“Lo que encontramos aquí es que están las personas, pero no el programa. Si te remites al Fonca, después de la polvareda, todo quedó en silencio. Entonces el tema no son las personas. Marina y Adriana, sabemos, son dos personas preparadas. Pero las dos Subsecretarías (Desarrollo Cultural y Diversidad Cultural) adolecen del mismo programa que tenían cuando se eran secretarías y formaban parte del desaparecido Conaculta; son subsecretarías muy débiles”, destacó.
Para Arturo Saucedo, especialista en legislación cultural, coincidió con Cruz Vázquez y lamentó que en Cultura no haya un perfil definido. El escritor Alberto Ruy Sánchez, por su parte, celebra los nombramientos: “Marina es eficiente, es extremadamente rigurosa; tiene un orden mental impecable y tiene una preparación altísima. Enfrentó muy bien el Fonca, volvió a hacer las convocatorias, las reuniones, experimentando con las culturas locales, creo que sacó al Fonca del agujero”.