Poemas de Octavio López Rojas
Fotografía del autor. Cortesía

En las siguientes líneas, el autor da muestra de su quehacer poético.

TERCERA DE AMOR

Diciembre y no hace frío,

no entiendo lo que hablan

y tampoco observo, miro,

tus ojos queman, desvarío

¡Y queman más las del hastío!

Intento hablar, sin decirlo,

deseo entender, sin oírlo

y todos claman ¡calmen ya!

Esta presencia sin estar,

¡no es básicamente lo mío!

Ojos trémulos de ira y de mal,

ojos bellos de instinto animal,

 

¿De Belial o Luzbel? ¿Celestial?

Fugaz e hiriente, algo anormal.

¡Permisión! ¡Hartazgo! ¿Moral?

¡Qué ojos tan míos y de nadie más

!METÁFORA

Si tuviera que decir ¿qué es felicidad?

Diría que felicidad es un ave ¿sabes?

Efímera y fascinante es,

llega y se va volando rápido,

aprovechando la oportunidad del alba

y la quietud del espacio

¡vuela, ave, vuela!

¡Vuela tan alto como puedas!

Así también diría que el corazón es jaula,

¡quisiera ser albatros en tu jaula!

¡Sería bienteveo en tu ventana!

¡Sería Halcón en la caída!

¡Colibrí en tus ojos!

y agapornis: ¡en el alma!

BANALIDAD I

I

En los tiempos del desierto, etérea,

bajo sombra de tu manto Dulcinea,

descansa en nosotros, la paz interior

II

Veinte otra vez, cual largo del camino,

construyeron leña, mordieron sueños,

¡siembran mariposas, corrieron cielos!

y haciendo dunas, comienzan de nuevo

III

Durante un minuto, fueron sublimes,

y cortando la espiga del eclipse,

danzaron unicornios y estrellas

y comenzaron de nuevo a sentirse

 

IV

¿Banal de presencia, profundos de amor?

Y alzando hombros, lo que alcanza

el cuello, la espalda y tú de nuevo

BANALIDAD II

 ¿Qué acaso no percibes?

¡No es el tiempo, amor,

el camino es lo que importa!

¡Banalidad, perfecta vanidad!

En el perfecto profundo del abismo.

¡Que soy, que fuimos!

VI

Tan fácil escucharlo, tan difícil decirlo,

y nuevamente en el camino

TÍA U

Y aquel sollozo cayó de ímpetu en desgracia

la enfermedad, la angustia, ¡todo de junto!

Uno a uno mis temores salieron a recibirte

y clamaron dianas de júbilo en tu honor

 

¡Oh, Dios Padre, no hagas que me humille!

¡Una vez más me desgajo entre mis hombros!

¡No permitas dulce creador que lo disfrace,

que hoy siento dolor y desencantos!

Como almohada fiel, guardaste mis penas

y enseñaste flor entre los enfermos.

¡Salió a la luz la euforia de este día!

Cayo en pedazos, uno a uno, el breve compás de mis lamentos

Y fue entonces que apretando mi mandíbula,

¡mis lágrimas tropezaron en la alegría!

Agradecí tu presencia y tu hermosura

¡Gracias Dios, tía U esta viva!

¡Y todo, todo es obra tuya!