Los organismos autónomos

Tres mujeres, funcionarias importantes del gobierno federal –dos de ellas de organismos autónomos- han renunciado a sus cargos en las recientes horas, por múltiples y diversos motivos que han generado un amplio debate a nivel nacional porque, en algunos casos, están tocando fibras sensibles de la democracia y las libertades en cuyos ámbitos ha costado mucho avanzar en este país.

Aunque muchos de ustedes, amables lectores, ya se habrán enterado de los temas referidos, voy a recordarlos a manera de contexto. Se trata de la titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), Mara Gómez Pérez, quien a principios de semana había declarado a la prensa que en ese organismo no había dinero ni para pagar los recibos telefónicos mucho menos para cumplir con sus funciones esenciales.

El mismo día en que había sido publicada su declaración, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, ya estaba mandando una carta al Senado la República solicitando fuera destituida del cargo.

El otro caso es del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) cuya titular Mónica Maccise había convocado a un foro sobre racismo y clasismo en el cual iba a tener como invitado al youtuber, Chumel Torres acusado recientemente por usuarios de redes sociales de hacer comentarios discriminatorios.

Algunos de los comentarios de Chumel han sido contra el hijo menor del presidente y de la escritora Beatriz Gutiérrez lo que aceleró aún más las críticas hacia ese foro. Todo ello provocó que Maccise cancelara el foro.

Al día siguiente, el propio presidente amenazó con desaparecer el Conapred y crear un nuevo organismo que dependa de la Secretaría de Gobernación. Las presiones hicieron que su titular presentara su renuncia al cargo. Cero y van dos.

La tercera mujer en renunciar a un algo cargo en la administración pública federal fue Ana Cristina Laurell quien argumentó discrepancias con su jefe el titular de Salud, Jorge Carlos Alcocer.

El caso de Laurell es distinto a los otros dos porque ella sí era una subalterna en el organigrama de la Secretaría de Salud y sus superiores están facultados por las leyes para que puedan rescindir de sus responsabilidades por motivos simples y sencillos. A diferencia de los otros dos que sí son organismos autónomos y tienen procedimientos más complicados, como contar con el aval del Senado, para que sean destituidos sus directivos.

Esas tres rebatingas laborales con el gobierno federal no tendrían nada de novedoso sino es que dos de esos organismos cuentan con una figura autónoma cuyas funciones esenciales son defender los derechos humanos de las víctimas de alguna arbitrariedad de terceros y, en el otro caso, investigar y en su caso sancionar a quienes cometan actos de discriminación o racismo, trátese de quien se trate.

Por eso la importancia de que los titulares de esos organismos no estén subordinados a la estructura gubernamental y así poder emitir, de manera libre, las sanciones correspondientes.

Al convalidar las renuncias de esas tres funcionarias, el presidente López Obrador argumentó algunos puntos que bien valen la pena tomar en consideración.

Dijo que él se ha encontrado con muchos organismos de ese tipo que han sido buenos para nada, que tienen estructuras burocráticas ociosas y onerosas, y que han servido solo para colocar a amigos de los políticos en sus organigramas.

Eso nos lleva a plantear la necesidad de que se haga una revisión exhaustiva de cuál ha sido el funcionamiento de esos organismos autónomos, analizar los perfiles de quienes allí se desempeñan y saber si realmente están cumpliendo con su cometido.

Eso puede hacerse con la única intención de mejorar su funcionamiento, pero debe conservarse su naturaleza autónoma para que sus titulares puedan estar en condiciones de actuar en forma imparcial.

Unicach: ideando nuevas fórmulas

El dilema, hoy, de quienes tienen una responsabilidad política, administrativa o académica es cómo hacer funcionar, a distancia, el engranaje de sus instituciones que no pueden ni deben detenerse.

La pandemia del Covid19 obligó suspender actividades no esenciales y aquellas que representen alto riesgo de contagios: en esos dos rubros encajan las universidades.

Aunque no hay actividades presenciales de los alumnos en el caso concreto de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, la Unicach, por las razones antes expuestas, su rector José Rodolfo Calvo Fonseca ha estado conduciendo de manera puntual los hilos de la institución en todos sus ámbitos, principalmente, en el académico, pues los catedráticos han continuado impartiendo clases de manera virtual para que los universitarios no interrumpiesen sus clases, sobre todo aquellos que están terminando una carrera profesional.

Muchos jóvenes verán realizados sus sueños de terminar una etapa importante de sus vidas, aún en estas circunstancias sanitarias privativas de actos presenciales.

Como lo han venido haciendo en otros lados, el rector ha estado ideando fórmulas novedosas para que las actividades esenciales de la universidad sigan avanzando para no afectar el calendario académico.

El ciclo escolar terminará sin contratiempos, miles de alumnos van a avanzar de manera regular a su siguiente nivel y los nuevos también ingresarán sin problemas gracias a que se estableció un mecanismo digital para tal efecto.

Las autoridades sanitarias indicarán en su oportunidad cuál será el formato para reiniciar clases en el siguiente semestre.

Pero, el punto es que, aun con las complicaciones de la sana distancia y las clases no presenciales, la Unicach ha ido hacia adelante poniendo especial cuidado en que se cumplan sus estándares de calidad académica y de que los universitarios culminen sus estudios en forma satisfactoria.

alexmoguels@hotmail.com