He aquí una serie de números: 2, 10, 12, 16, 17, 18, 19. En términos de sucesión ordenada ¿qué número debe seguir a los anteriores? La respuesta a ese acertijo lógico aparece al final, que es donde suelen aparecer todas las respuestas. Yo no soy hombre de números. Los guarismos me inspiran un respetuoso temor. Batallé con ellos desde la primaria hasta la universidad. Cuando ya no tuve que cursar ninguna materia relacionada con las matemáticas sentí un alivio comparable sólo al del galeote que escapa de su cómitre, o del cautivo que recobra el don precioso de la libertad. No obstante reconozco que sin la aritmética no podríamos vivir, y admiro sinceramente a quienes la cultivan. Más aún: confieso que en ocasiones los números me han sido de suma utilidad para explicarme algunos hechos que de otra manera me resultarían incomprensibles. Pondré un ejemplo, si me lo permiten. Ciudad Ramos Arizpe es una comunidad cercana a mi ciudad, Saltillo, tan cercana que ya está conurbada con ella. Laboriosa población ha sido siempre la de Ramos, como abreviadamente se le llama. Sus mujeres se caracterizan por lo hacendosas, en tanto que las de Arteaga, bello lugar también vecino de Saltillo, han sido más bien hacendadas, sin dejar de ser por eso igualmente muy señoras de su casa. Las mujeres de Ramos Arizpe son por tradición diestras en hacer tamales, pan de huevo, chorizo, mole y otras sabrosas galas de cocina que lo mismo son para el consumo familiar que para la venta. En cambio las de Arteaga son dueñas casi todas, por herencia o matrimonio, de huertas cuyos frutos -manzana, ciruela, nuez, durazno- les dan un buen vivir. ¿Por qué esa diferencia entre las mujeres de un poblado y las del otro? Los números me dieron la contestación. En Ramos Arizpe, según las estadísticas -hablo de las primeras décadas del pasado siglo-, había bastantes más mujeres que hombres. Eso las ponía en la necesidad de aprender habilidades caseras que las harían aptas para conseguir marido, pues a más de servir las tales habilidades para lo doméstico también eran útiles para generar ingresos adicionales a los que percibía el esposo. En Arteaga, en cambio -lo muestran también las cifras de población de aquellos tiempos-, había muchos más hombres que mujeres, de modo que ellas no tenían que esforzarse para encontrar pareja. Ahora Ciudad Ramos Arizpe es una potencia industrial de primer orden. Se siguen haciendo ahí los excelentes panes y las demás ricuras, pero en la actualidad la principal producción del municipio es la automotriz. Estoy de plácemes por el anuncio de que en adelante la planta que la General Motors tiene en Ramos fabricará exclusivamente vehículos eléctricos. Magnífica noticia es ésa. Mientras el señor que en México ejerce omnímodo poder se empeña en seguir promoviendo las fuentes de energía fósiles, las empresas privadas ven hacia el futuro -que es casi ya presente- y se adaptan a lo que pide el bien del planeta en que vivimos. Dese una vueltecita por Coahuila el presidente López. Después de todo es tierra de dinosaurios. Una mujer acudió a la consulta del doctor Duerf, siquiatra de gran fama. Le contó: “Cuando estoy con un hombre y muestra deseos de tener conmigo relación sexual siento una aversión tal que huyo de la habitación”. El analista le preguntó: “¿A qué atribuye usted esa aversión?”. “No lo sé, doctor -replicó ella-. Probablemente se deba a que ese hombre es mi marido”. Respuesta al acertijo del principio. El número que debe seguir a los que arriba puse es el 200. Es el siguiente cuyo nombre empieza con la letra d, al igual que el de los otros. FIN.

Mirador

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

Por estos días, y más por estas noches, hace en el Potrero un frío que congela.

Eso alarga la sobremesa en la cocina al terminar la cena. Una taza de té de yerbanís o dos copas del mezcal de la Laguna quitan todos los fríos del cuerpo, y también algunos de los que sufre el alma.

Relata don Abundio en presencia de doña Rosa, su mujer:

-Le dolía la cabeza, y fue con el médico que hacía su servicio social en el ejido. El doctor le dijo que le iba a poner una inyección. Rosa la preguntó: “¿En dónde me la va a poner?”. Respondió él: “En una nalga”. Rosa se enojó. Le dijo: “¿Qué chingaos tiene qué ver la nalga con la cabeza?”.

Reímos todos, y doña Rosa se atufa. Dice encalabrinada:

-Viejo hablador.

Don Abundio figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:

-Por ésta.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“. La 4T quiere ‘destazar’ al Instituto Nacional Electoral.”.

El término no es feliz,

y me parece forzado.

Lo que tiene destazado

es más bien a este país.