Desde la noche misma de sus bodas Candidito, joven varón sin ciencia de la vida, supo lo que debía esperar de su matrimonio. Ante el lecho nupcial dejó caer con elegante ademán la bata de popelina verde con elefantitos rojos que para la ocasión le había confeccionado en la Singer su mamá, y por primera vez se dejó ver al natural ante su desposada. Dijo ella, terminante: “Esta noche no. Estoy muy cansada y me duele la cabeza”. En el juicio de divorcio el abogado de la mujer le preguntó a la llamativa rubia: “¿Admite usted que fue a un hotel con el marido de mi defendida?”. “Es cierto -reconoció la despampanante fémina-. Pero fui a ese hotel engañada”. Inquirió el letrado: “¿Cómo engañada?”. “Sí -confirmó la rubia-. El señor le dijo al recepcionista que yo era su esposa”. Aprendí nociones de ética -en las nociones me quedé- leyendo un libro cuyo autor era José Romano Muñoz, si la memoria no me falla. El robusto volumen tenía sonoro y ambicioso título; se llamaba “El secreto del bien y del mal”. Muchos secretos guardan esos dos extremos, no uno solo, de modo que desentrañarlos es tarea difícil incluso para quienes practican ambos. Don Algón, salaz ejecutivo, le dijo a su socio: “La nueva secretaria es atractiva, pero ingenua. Estará expuesta a muchos riesgos, de modo que habrá que enseñarle todo lo relativo al bien y el mal. Tú enséñale lo concerniente al bien; de lo demás me encargo yo”. En otro orden de cosas, o desorden, la presidenta Sheinbaum declaró que México puede darle lecciones de ética a Estados Unidos. Ciertamente ese país no anda muy sobrado de valores, excepción hecha de los de la Bolsa. La falta de sentido del bien, de la justicia y la razón en muchos de sus ciudadanos los llevó a elegir a Trump como su presidente. A pesar de eso, y sin hacer agravio al patriótico masiosare, pienso que no estamos en aptitud de darle lecciones de ética a nadie, pues un régimen como el que instauró López Obrador, sistema autoritario, demagógico, enemigo de la ley y las instituciones, contrario a la democracia y mantenido y elogiado por la mandataria actual, antes bien necesita tomar lecciones de ética en vez de pretender impartirlas a otros, pues ninguna autoridad moral tiene ese régimen para ejercer tal magisterio. Lo que en términos llanos se conoce como indecencia priva hoy en la vida nacional, según lo muestran la pedestre calidad de los capitostes de Morena, la rampante criminalidad que reina en el país y las torpes iniciativas como la reforma judicial y la que con justicia se ha llamado “ley censura”. ¿La 4T dando lecciones de ética a Estados Unidos? El comal le dijo a la olla. Doña Holofernes, la esposa de don Poseidón, ranchero acomodado, le indicó: “Atilanito -así se llamaba el hijo mayor de la pareja- está llegando ya a la edad en que debe saber ciertas cosas de la vida. Habla con él y dile todo eso de los pajaritos y las pajaritas”. Don Poseidón era casado, así que estaba acostumbrado a obedecer. Se encerró en un cuarto con el muchacho y empezó: “Tu madre me pidió que hablara contigo acerca de lo que hacen los pajaritos y las pajaritas”. “Dígame, ‘apá” -se interesó el mancebo. Le preguntó don Poseidón: “¿Recuerdas que tú y yo fuimos a la ciudad el mes pasado?”. “Sí, ‘apá” -respondió el muchacho. “¿Y recuerdas que en el hotel donde nos hospedamos conocimos a dos señoritas, y les invitamos unas copas en el bar?”. “Sí, ‘apá”. “¿Y recuerdas que luego nos acompañaron a nuestras habitaciones?”. “Sí, ‘apá”. “¿Y recuerdas lo que ahí hicimos con ellas?”. “Sí, ‘apá”. “Bueno -concluyó don Poseidón-. Pues eso mismo hacen los pajaritos y las pajaritas”. FIN.

Mirador

Por Armando Fuentes Aguirre

Variaciones opus 33 sobre el tema de Don Juan.

Los donjuanes nunca piensan que van a envejecer, pero de pronto un día se dan cuenta de que han envejecido y ya no son donjuanes.

En ellos se cumple, igual que en todos, la dolorida reflexión del antiguo poeta: “Las mañas y ligereza, / y la fuerza corporal / de juventud, / todo se torna graveza / cuando llega el arrabal / de senectud”.

Don Juan no es ya quien fue, ni las damas que estuvieron en sus brazos son ya las mismas damas. Por eso el caballero sevillano huye de la realidad y se refugia en el recuerdo. Ahí todo vuelve a ser como era. Ellas son de nuevo ellas, y él es nuevamente él. Se sueña joven y gallardo, potente y sabidor; y las sueña ardientes y tiernas a un tiempo, voluptuosas y castas a la vez.

Es una fortuna haber sido un Don Juan. Es una desgracia ser ahora un juan cualquiera. En su sillón frailero, mientras se aleja la tarde y la noche se acerca, el envejecido seductor evoca a pesar suyo otros versos de las Coplas: “Cuán presto se va el placer. / Cómo después de acordado / da dolor. / Cómo a nuestro parecer / cualquiera tiempo pasado / fue mejor”.

¡Hasta mañana!

Manganitas

Por AFA

“‘La dictadura perfecta’, llamó Vargas Llosa al PRI”.

Su afirmación fue correcta,

y gran revuelo causó.

Vivimos hoy, pienso yo,

la dictadura imperfecta.