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Hoy Escriben - Catón

De política y cosas peores

Los amigos del joven Paupereto lo invitaron a ir a la casa de mala nota conocida con el helénico nombre de “El palacio de Afrodita”. El muchacho declinó la invitación: “No puedo asistir a esa clase de establecimientos”. Intrigados preguntaron los amigos: “¿Por qué?”. Explicó él: “Padezco una enfermedad sexual”. Ahora los amigos se asustaron: “¿Qué clase de enfermedad sexual padeces?”. Respondió con tristeza Paupereto: “No tengo dinero”. La Cenicienta le confesó a su hada madrina: “Anoche perdí otra cosa además de la zapatilla de cristal”. El ejercicio de la memoria está desprestigiado. Lo que hoy se privilegia es el ejercicio del olvido. En tiempos muy pasados a los niños de escuela se les hacía aprender de memoria las fábulas de Iriarte o Samaniego, las tablas de multiplicar y las preguntas y respuestas contenidas en el Catecismo de Ripalda. Por lo que a mí se refiere, en sexto de primaria memoricé la lista de los ríos de Europa, y en secundaria las capitales de todos los países del continente americano. Luego, en el bachillerato, el profesor Meléndez nos enriqueció la vida con la memorización de “La Suave Patria”, de Ramón López Velarde, y el “Idilio Salvaje”, de Manuel José Othón. Ahora mismo podría recitar ambos poemas, tan largos como hermosos. A más de otros, aprendimos también “Adelfos”, de Manuel Machado. Recuerdo aquí una estrofa: “De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. / No se ganan, se heredan, elegancia y blasón. / Pero el lema de casa, el mote del escudo, / es una nube vaga que eclipsa un vano sol”. Desciendo a terrenos más pedestres y me pregunto cuál podría ser el lema de la 4T en el sexenio de AMLO, y ahora en el de Claudia Sheinbaum. Pienso que sería la cantilena infantil que dice: “Yo no fui, fue Teté”. En efecto, la presidenta sigue el ejemplo de su mentor: de todo lo que en materia de criminalidad sucede bajo su gobierno -y sobre él- culpa a gente del pasado, especialmente a Felipe Calderón. Ahora imita otra costumbre del que la antecedió en el cargo: la de agraviar con adjetivos denostosos a sus críticos. Calificó de “buitres” y “carroñeros” a quienes han señalado el ambiente de inseguridad que priva en Michoacán, y que culminó con el proditorio asesinato cometido en la persona del alcalde de Uruapan. No mentirá quien diga que las innumerables muertes que en estos últimos años han causado las bandas criminales son en buena parte resultado de la torpe política de “abrazos, no balazos” impuesta por López Obrador. Mal hace Sheinbaum en emular los usos y abusos de su predecesor. Mejor sería que asumiera su responsabilidad y dejara de lado aquel estribillo exculpatorio: “Yo no fui, fue Teté”. El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Quinta Venida (no confundir con la Iglesia de la Quinta Avenida, que ofrece a sus fieles la salvación eterna a cambio de un donativo de 5 mil dólares, pagaderos en cómodos abonos semanales-, el pastor Rocko Fages, digo, tenía una hermosa feligresa llamada Daisy Mae, a quien el Señor bendijo con dos pares de estupendos atributos, uno en la parte de proa, en la de popa el otro. La bella mujer le dijo al reverendo que sentía una continua comezón en la región interna de los muslos. “Puedo quitarle esa molestia” -aseguró el predicador-. Y le aplicó a la bella joven un tratamiento poco médico pero de gran deleitación. La hermana Uglyna, a quien el Señor se olvidó de favorecer, pues era fea de solemnidad, se enteró de eso, y fue con el pastor a decirle que ella tenía también la misma comezón. Le indicó el reverendo: “Ha de ser urticaria, sarpullido, psoriasis o picazón. Vaya con un dermatólogo”. FIN.

Mirador

Por Armando Fuentes Aguirre

Cuando mi amigo bebe un par de copas lo asaltan los recuerdos, y luego él me asalta con ellos a mí.

Anoche me habló del tiempo de su juventud. Cuando había una misa especial, me contó, de bodas o difuntos, muchos señores no entraban al templo: se quedaban en el atrio todo el tiempo que duraba el oficio. Y es que eran masones, o funcionarios del Gobierno en aquella época en que la Iglesia y el Estado tenían enemistad.

-Así las cosas -continuó mi amigo-, los caballeros católicos que sí entraban a la iglesia podían dirigir miradas poco católicas a las esposas de los señores que se quedaban fuera.

Le pregunté:

-¿Tú dónde habrías estado? ¿Afuera o adentro?

Me contestó:

-Donde ahora estoy: un pie adentro, el otro afuera.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“Localizan al presunto culpable del asesinato del alcalde de Uruapan”.

Con eso se justifican

los que están en el lugar,

pero cabe sospechar:

a ver si no lo fabrican.