Gran Mentiroso

Expediente MBD

De todas las mentiras vertidas durante las aburridísimas mañaneras la mayor, sin duda, se refiere al espejismo sobre el combate a la corrupción. Hace unos días un colega me decía:

--Nada es peor a un farsante culpando a otros de ser mentirosos bajo el peso de un poder manipulador. Nunca habíamos llegado a tanto.

Le respondí:

--En lo personal creeré en la anunciada cruzada a favor de la moralidad cuando sea capaz, AMLO naturalmente, de proceder en contra de alguno, uno solo siquiera, de sus hijos, hermanos, primos y colaboradores exhibidos dentro de los cuadros de mayor corrupción de la historia presente.

Y es execrable que, además, establezca las persecuciones políticas, contra Idelfonso Guajardo Villarreal por ejemplo, exsecretario de Economía bajo el mandato del miserable y escurridizo señor Peña Nieto, en momentos coyunturales como el actual cuando corren los días para la encuesta subjetiva acerca de si es necesario proceder contra los actores políticos del pasado –ya no es solamente la bula contra los ex presidentes- dentro de un amasijo de letras que confunden incluso a los más cultos y dejan a los apenas informados en un desierto insalvable en el cual es imposible hacerse escuchar con la mordaza de la parafina –esto es de los párrafos confusos-.

Lo mismo sucedió cuando se derrochó propaganda para iniciar procedimiento contra el panista gobernador de Tamaulipas, de quien sabemos sus orígenes oscuros y su presente ligado al narcotráfico desde sus inicios como mandatario de una entidad hollada por éste, en tiempos preelectorales para luego dejar a un lado el asunto y posibilitar la aplicación de la medicina del tiempo para bloquear la memoria colectiva. La barbarie política tiene muchos tentáculos.

¡Ya no más palabrerías ni ligerezas! La pobre jovencita señalada para exhibir las supuestas “fake news” de los informadores malqueridos por el régimen de la cuarta trampa –o trapichería-, eludiendo sus propios engaños de bajeza sin igual en la historia contemporánea, quien se llama Ana Elizabeth García Vilchis –bilis sería más adecuado-, no hace sino un trabajo tan sucio como el de un sicario al ser pretensa asesina de honras con tal de cuidar la figura de quien sí es un sinvergüenza en cuanto a su papel supremo como director de la mafia del poder, AMLO le llaman. Hasta los esbirros (as) deben tener límites, siquiera el de pasar desapercibidos y no lucir sus propios trapos sucios a los postores del periodismo a la medida del rey del Palacio Nacional. Pronto caerán las caretas.

Esta mujer, “fichada” como dicen ahora por Jesús Ramírez Cuevas -¿ya habrá pensado en su futuro este zángano de la letra impresa?-, parece más bien una cotorrita que repite los enfados de su patrón y los traduce en cuadros sinópticos con acentos de proclividad a la disfunciones cerebrales y a cuantos las padecen. Pobrecita. Y no digo más para no ser merecedor de las sinuosas acusaciones de la bastardía sobre si soy “misógino”, “homofóbico” y, sobre todo, “senil”. Si no pueden contestar con argumentos a los míos, los verdaderamente atrofiados y baldados cerebrales son quienes caen en la injuria grotesca para evadir cualquier lejano debate serio.

El gran mentiroso –como gran simulador fue Zedillo-, es Andrés Manuel cuyo orgullo es mentir tanto que se miente a sí mismo. ¿O de verdad se cree su propio cuento de ser el presidente “mejor evaluado” del mundo? Si es así urge un psiquiatra para el sociópata.

La Anécdota

Bartlett lo sabe bien: puede ir a Estados Unidos pero no salir de allí. Hace años, Héctor Berreyes –el agente de la DEA que comandó al grupo “Leyenda” y quien vuelve a la palestra en la película de Netflix sobre el asesinato de Buendía, “Red Privada”-, me dijo sin mayores rodeos:

--Tenemos un expediente muy largo sobre Bartlett. ¿Usted sabe que participó en la tortura de nuestro agente, Enrique “Kiki” Camarena Salazar –y también la sufrida por su piloto Alfredo Zavala quien trabajó en la Secretaría de Recursos Hidraúlicos extinta en 1976, esto es a finales del echeverriato-? Tenemos información de que él, como secretario de Gobernación –los hechos ocurrieron en 1985-, se presentó en helicóptero hasta el rancho en Michoacán donde fue brutalmente asesinado, atravesándole un taladro sobre el cráneo.

¿Hasta cuándo va a seguir protegiéndolo señor mandante-mandatario? Porque el periodismo libre no dejará de señalarlos, a él y a usted.

loretdemola.rafael@yahoo.com