La Mayor Preocupación

Ejército de EUA Merodea

1.- No existe preocupación mayor entre los mexicanos responsables que el giro del proceso electoral, aparte de las angustias cotidianas que desembocan en cada una de las formas de violencia, sobre todo por la elocuencia del mandante por sostener la farsa de la 4T —primero fue esperanza, luego manipulación, más tarde mitomanía—, más allá de su mandato. Él cree que es cuanto merece, lo menos podría decirse, creyéndose la parodia de ser el mejor presidente de la historia, por encima de sus íconos Juárez, Madero y Cárdenas.

Veamos los precedentes. El “Benemérito” simplemente no pudo realizar elecciones en medio de una guerra frontal contra los franceses-austriacos y luego, al triunfar, no creyó necesario realizar comicios hasta alcanzar la estabilidad de una nación atenaceada; Madero, en un año (de 1910 a 1911), trocó las “preferencias” de los sufragantes, en idéntica proporción en cuanto a los ganadores, esto es tanto el dictador como el caudillo obtuvieron similar número de votos, y con ello fue consolidada la revolución; finalmente, el general Cárdenas en su lucha contra los cacicazgos regionales, siguiendo el cauce abierto por Plutarco Elías Calles como sustento para fundar el Partido Nacional Revolucionario, acabó siendo el iniciador del modelo presidencialista cuya vigencia se ha extendido hasta hoy, a pesar de las alternancias en la titularidad del Ejecutivo federal en 2000, 2012 y 2018.

Con tales experiencias y circunstancias muy ajenas a las del presente, pese a la soberbia de la clase dominante —no solamente la política sino todos los grupos de presión que sacan raja en cada jornada comicial—, no es disparatado insistir en la posibilidad de que los procesos ya iniciados, si bien formalmente las precampañas deben iniciar el 20 de noviembre —calendario que mueve a risa porque los movimientos ya empezaron desde hace dos meses en cuanto a la oposición y 14 para los ungidos desde Palacio Nacional—, culminen en una parodia durante la jornada decisiva el 2 de junio de 2024.

De hecho, son minoría quienes piensan que las elecciones, acaso bien inducidas por la propaganda nazi de los “Goebbels” al servicio de AMLO, terminen en paz y limpiamente para beneficio de los beneficiarios de la 4T, un símbolo que lleva a los prolegómenos del fascismo con todas sus letras, mucho peores a las corrientes del presidencialismo autoritario que se prolongó hasta la era actual, la del socialismo “lópezobradorista” en una versión corregida y aumentada.

El hecho contundente es que la mayor parte de los futuros electores, y más aún entre los opositores al régimen que corre, desconfían en el manejo y desenlace de los comicios a la vista de las marrullerías implementadas por Morena y su abanderada —por ahora coordinadora— Claudia Sheinbaum Pardo, una hechura tan extraordinaria de AMLO cuyos rasgos no habrían podido ser mejor caracterizados por el célebre Rosete Aranda, el mayor titiritero nacional desde el siglo XIX. De ahí la rabia de los obligados a refrendar a la señora de Jesús Arribas —esto es el compañero y novio de la mujer en cuestión.

Por otra parte, es claro que la erupción del volcán Xóchitl fue devastador para la causa oficial, pero, por ahora, parece haberse calmado acaso para esperar el inicio formal de las precampañas y evitar con ello cualquier sanción del INE que, por desgracia, no se atrevería a proceder igual con la aspirante oficial; esto se evidencia por el comportamiento ambivalente del instituto y su arbitraje todavía no muy convincente. Me recuerda al futbolero grito: “¡No era penal!”.

La propia Xóchitl ha sido cauta al respecto reconociendo que la mitad de los presuntos electores, siguiendo al padrón, no la conocen. Tal es su principal desafío aunque debe considerarse que, entonces, ella es quien tiene la posibilidad de ascender a diferencia de su contrincante, la señora Sheinbaum, cuyo techo se encoge en cada jornada propagandística anticipada dado su escaso carisma y la percepción de que ella sólo será una marioneta de AMLO cuyos puntos van bajando también al ritmo de sus mentiras, promesas incumplidas y fraudes escandalosos, sobre todo los derivados de sus obras emblemáticas con costos que triplican los presupuestos originales.

Hasta los “pobres” de López IV comienzan a darse cuenta de sus escandalosos tropezones. Nadie cree en la falsa importancia de aeropuertos, la refinería tabasqueña y su obsesión por los trenes-miradores. De hecho, el recién inaugurado tramo entre Toluca y Lerdo —supuestamente llegará algún día a la Ciudad de México—, comenzó con una curiosa venta de boletos y, en pocos días, ésta comenzó a decaer hasta hacerse mínima. Tal es la actitud y respuesta de los mexicanos tras los miles de millones invertidos, en este caso desde hace nueve años.

Mientras algunos solo ven un fraude en la “estación 2 de junio de 2024”, otros ven que el desgaste presidencial no alcanzará para llenar los andenes, y tal que modificarán lo que se pretende inalcanzable hoy... según las encuestas muy lejanas a la realidad y a la percepción sobre la misma.

2.- Poco a poco, el bárbaro conflicto en Israel contra los terroristas de Hamás ha disminuido... mediáticamente. Si medimos sus consecuencias en México podremos darnos cuenta de que estamos en un berenjenal de bombas no disparadas hasta ahora. Porque también son terroristas los narcotraficantes y la oleada de terror luego del ataque vil a Tel Aviv y otras ciudades israelitas ponen al descubierto a nuestro país cuyo territorio, en su mayoría, está dominado por los narcos, emisarios del mal.

Lo anterior nos pone frente a los pelotones de fusilería. Cuando lo deseen los vecinos del norte, acaso cuando terminen los brutales enfrentamientos en lo que fue Tierra Santa, mirarán hacia el sur y todos seremos víctimas de la indiscutible sociedad de nuestro gobierno con los peores cárteles de la historia. ¿El mejor presidente? Más bien el peor y con mucho.

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