COVID: México 4º en decesos, y 7º en contagios

Es buen momento, para que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, abandone su actitud ofensiva y nada prudente, al calificar de manera general e irrespetuosa, a los medios de comunicación y columnistas, sobre todo impresos, como “prensa conservadora y amarillista de que México”, por el hecho de informar que nuestro país, se encuentra en la posición cinco de la clasificación  mundial, con mayor número de decesos, a causa del COVID-19, “valiéndose de comparaciones odiosas”.

También, que ya es tiempo de que se sacuda a ese par de asesores mediáticos extranjeros, con aires sobrados de gurús izquierdistas incendiarios, que en todo momento influyen para que mantenga una guerra discursiva confusa y hasta sin sustento.

Es importante subrayar, que en relación al vertiginoso e imparable aumento de defunciones y contagios, los datos publicados no son inventados por los periódicos y quienes desde sus trincheras ejercen la crítica a sus errores,  que le hacen perder credibilidad.

Las estadísticas mundiales de la pandemia, que a diario se difunden actualizadas, son resultado de una acumulación de información obtenida por la estadounidense Universidad Johns Hopkins, que le es proporcionada tanto por la Organización Mundial de la Salud, como de los gobiernos afectados, además de la proveniente de otros reconocidos centro de investigación internacional.

Cualquiera que tenga interés por estar actualizado de los efectos devastadores del Coronavirus en México y su entorno inmediato, solamente bastará con que se conecte mediante la aplicación https://www.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6, donde encontrará durante las 24 horas, todo lo concerniente a los efectos devastadores, hasta ahora, del nuevo virus en la humanidad, por lo que bien haría el Jefe del Ejecutivo Federal en contactar personalmente la página oficial de la Johns Hopkins University, para salir del engaño .

Este miércoles 15 de julio, en base al informe diario del gobierno mexicano, el llamado Mapa en Tiempo Real de la prestigiada institución, mantendría nuevamente a nuestro país. en el cuarto lugar mundial de decesos, al acumular 36 mil 906, mientras en materia de contagios se ubica en la séptima posición, al registrar 317 mil 635 casos.

Tabla internacional de defunciones que lidera Estados Unidos, con 137 mil 358, seguido de Brasil, con 75 mil 366; Reino Unido, asciende a 45 mil 138; México, cuarto, y en quinto, Italia, acumulando 34 mil 997.

Los estadounidenses se mantienen como primera potencia de infectados, al sumar tres millones 495 mil 536 confirmados; un millón 966 748, Brasil; 936, mil 181, India; 745 mil 197, Rusia; 337 mil 151, Perú; 321 mil 205, Chile; México, séptimo, y Sud Africa, con 311 mil 49, en el octavo lugar.

Suma global en los cinco continentes del planeta Tierra, de 583 mil 359 fallecimientos y 13 millones 512 mil 693 seres humanos contagiados.

Datos oficiales fríos, que, hay que decirlo, en sí no representan un apego a la verdad, por parte de los gobiernos de 193 países afectados, debido al ocultamiento intencional de las cifras reales, que se mantienen supuestamente para no generar mayor alarma mundial, como si con tal actitud pudieran lograrlo, olvidando que cotidianamente son los pueblos los viven y enfrentan tan despiadada enfermedad.

Lo que queda claro al columnista, es que de continuar la cerrazón del Presidente de la República, a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de mostrarse más cauto y organizado en su intención de la reactivación económica con el retorno de productores y consumidores a la “normalidad”, será inminente en el territorio mexicano, un revés de todavía más fatales consecuencias en el corto plazo.

Pese a tener todos los pronósticos de los especialistas en Salud en contra, Andrés Manuel insiste desde su oficina de Palacio Nacional, en convocar a una ciudadanía, ya demasiado desorientada por el discurso contradictorio que mantiene. “a recobrar la libertad y a reactivar la economía”, a pesar de que la epidemia-pandemia se mantiene a la alza, según las propias estadísticas oficiales.

Y sin ninguna prueba, más que anunciar haber recibido un reporte de lo último de la situación, se atrevería a decir: “Quiero transmitirles que el informe  es positivo, es bueno, la conclusión es que la pandemia va a la baja, está perdiendo intensidad.

“Se hizo una presentación y de los 32 estados, sólo en nueve hay incrementos en contagios, ya en 23 estados de la república hay una disminución, va a la baja”.

Pero es aquí, donde surge la interrogante hacia el Primer Mandatario, que su coro de aduladores y preguntadores a modo, diariamente en la conferencia de prensa mañanera de Palacio, se abstienen de realizar:

¿Por qué, si es que como a usted le aseguran y repite aún yendo en contra de los registros internacionales de la Universidad Johns Hopkins, se niega a aceptar la tragedia que peligrosamente aniquila a la población nacional?

¿De qué manera tal estrategia de la negación es útil al interés de su partido Morena, en su propósito de fortalecerse en las elecciones intermedias de 2021, al renovarse las diputaciones federales, locales, alcaldías en el país?

¿Hasta dónde es positivo para su imagen y la de su partido, el seguir yendo en contra de las pautas de la Organización Mundial de la Salud, para impedir los rebrotes, al darle mayor prioridad al dinero que a la vida?

A cuatro meses y medio de haber iniciado el conteo oficial (20 de marzo), el gobierno de México no solamente no ha podido frenar el avance de la epidemia-pandemia, pues ha carecido de la infraestructura hospitalaria suficiente en su Sector Salud, negándose también a hablar con la verdad y organizar a tiempo, con los gobernadores de todo el país, una estrategia general coordinada, que permitiera la realización de acciones preventivas, para alcanzar metas comunes de confinamiento y  distancia social.

La conducta indisciplinada del Presidente de la República, se ha impuesto como norma ante el consenso nacional, que sigue sin entender porqué sigue sin usar cubre boca, lo cual es imitado por millones de sus fans, convencidos de que no hay porqué protegerse, pues el nuevo virus no existe.

Además, un COVID-19 que desde la perspectiva del Jefe de la Nación puede concluir simplemente porque lo decrete, lo cual ha hecho en varias ocasiones fallidas, y menos ahora en que el pronóstico de su vocero oficial, el subsecretario Hugo López-Gatell Ramírez, que anuncia esta semana, “el fin del primer ciclo hasta octubre”, sin que especifique cuántas fases más deben completarse. “Hemos dicho una y otra vez, preparémonos para una epidemia larga, porque es muy probable que se extienda hasta octubre”.

Acostumbrado a especular cuando tiene que crear cortinas de humo para no evidenciar su incapacidad, el funcionario lanza su mensaje distractor de que “es posible que en octubre que enfrentemos en el mundo entero, de manera específica en el hemisferio norte, la temporada de Influenza. Esto es seguro que va a ocurrir, pero lo que es probable es que el “COVID-19 pudiera incorporarse también a un nuevo ciclo de transmisión entre octubre de 2020 y marzo de 2021.

Por lo pronto, la mentalidad incongruente de López-Gatell Ramírez ha ido más allá de la prudencia, al responsabilizar a los gobernadores del país, de no aportar oportunamente la información a la Secretaría de Salud federal, sobre los números de decesos y contagios diarios, por lo que en el final de la semana pasada anunciaría que dejaría el conteo total, sin coordinación de por medio, a los estados.

Se olvidaría el funcionario que desde el 28 de marzo, por instrucciones del Presidente de la República, todos los datos de la epidemia-pandemia, serían concentrados en las oficinas centrales de la SSA en la ciudad de México, desautorizando la realización de los análisis  de las pruebas al Seguro Social, ISSSTE y demás instituciones de las entidades de la Federación.

Una forma equivocada, de control total, que daría margen a la manipulación del número de casos por parte del gobierno federal, pues además, únicamente el Laboratorio principal de la SSA, podría llevar a cabo los estudios y dar resultados a todos aquellos que en principio manifestaban síntomas y se consideraban sospechosos e ingresados a los hospitales en las áreas de Terapias Intensivas.

A pesar del incremento gradual de casos, la lentitud de la respuesta a los enfermos, daría margen a una saturación de la atención de la demanda, pues los resultados se daban hasta una semana después de realizadas las pruebas, cuando un gran número de pacientes había fallecido por complicaciones del Coronavirus.

Situación que se mantiene absurdamente, puesto que tanto el Instituto Mexicano del Seguro Social, como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y los que atienden a las burocracias estatales, cuentan con los equipos e insumos para llevar a cabo este trabajo que ayudaría a la obtención del conocimiento de la situación del enfermo, en cuanto a ser positivo o no.

Incapacidad para atender la demanda del problema desbordado, que obligaría a la SSA a autorizar su realización, a un número no muy amplio de laboratorios privados, olvidando establecer costos, por lo que se ha suscitado una situación de abuso en los cobros, que finalmente están fuera del alcance de la mayoría de enfermos.

Lentitud que se mantiene y que aunado a la apatía de la gente que ha caído en el juego de una clase gobernante que no respeta las normas de protección, ha retornado masivamente a las calles para acudir a los centros comerciales, mercados, restaurantes, bares, botaneros, centros nocturnos, salones de fiesta, sin guardar los protocolos obligados de seguridad para evitar los contagios.

Vuelta a una “normalidad” que propicia el desorden y los abusos

provocados por personas irresponsables, que incluso involucran a menores de edad en sus conductas desafiantes de un orden necesario para evitar el agravamiento de una problemática de salud que sigue sin control y a la que han decidido ignorar, tal vez porque en sus familias todavía no ocurran las desgracias de perder a un ser querido.

Problema común en todo el territorio nacional y en específico de una Frontera Sur, donde su ciudad principal, Tapachula se muestra a la alza en número de defunciones, como lo reportan cuesta arriba de manera acelerada, las tres Oficinas del Registro Civil, que en el fin de semana reportaron en conjunto un promedio de 140 decesos diarios, la mayoría consecuencia del COVID-19.

Hospital del IMSS (120 camas) y clínica del ISSTECH (32), que se muestran incapaces de atender a la demanda de enfermos, cuyas familias se resignan a retornarlos a su casa, resignados a un destino final no deseado.

Pacientes que empiezan a deambular en búsqueda de espacio y que al ser rechazados, fallecen a las puertas de las instituciones, como está ocurriendo en todo el país, mientras las autoridades afirman lo contrario. El caso este lunes 14 de julio, en el Hospital de Alta Especialidad de Mérida, Yucatán, de una paciente que murió en la sala de espera, mientras aguardaba ser atendida en la consulta del área de Urgencias.

Muchas historias comunes, que siguen multiplicándose como parte de lo cotidiano, en un México, que se ubica irremediablemente, en los primeros lugares de la tragedia que sacude al mundo.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.