A las mexicanas y mexicanos: El mundo ha cambiado, las crisis financieras, la brecha de la desigualdad y el acelerado crecimiento tecnológico nos ha llevado a un estadio que algunos científicos han calificado como la era de la posverdad, en donde las redes sociales son una herramienta fundamental, ya que a través de ellas el narcisismo, autoritarismo e individualismo se evidencia de tal manera que resulta no solo atrevido, sino pernicioso para el desarrollo de la sociedad, la gobernabilidad y la democracia.

Porque si bien los avances tecnológicos y las redes sociales también son útiles para la unidad, el progreso y el desarrollo, su uso en el terreno político mayoritariamente no es para expresar inconformidades, sino para atacar a otra persona.

La discusión no es sobre ideas, sino sobre emociones, opiniones personales, rencores, estigmas y prejuicios; es para denostar, ofender, difundir mentiras y desprestigiar.

Al respecto, la XVI Conferencia de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) abordó el tema de la desinformación en los procesos electorales, concluyendo entre otros aspectos que el uso de las noticias falsas en las campañas electorales es una de las raíces de la desinformación y de los graves problemas que afectan a las democracias consolidadas y recientes en América Latina.

Las noticias falsas tienen como finalidad confundir a las y los electores, propiciar que realmente no sepan por quién están votando, enturbiar la comprensión de la oferta política para evitar compararla y evitar un verdadero debate político sobre los asuntos nacionales de vital importancia.

En este sentido, el foro convocado por la Uniore reafirmó la relevancia de la democracia como el único sistema que permite el desarrollo del ser humano en un ambiente de plena libertad, considerando que el debate público queda atrapado y seriamente erosionado por los efectos perniciosos de la desinformación y, con él, las bases de los sistemas democráticos y sus instituciones.

La polarización política y social es uno de los resultados más dañinos de la desinformación, ya que provocan violencia, incivilidad y caos.

La desinformación es una asignatura pendiente por la justicia electoral, México no es ajeno a lo que sucede en parte del mundo y en casi todos los países de la región.

No podemos dejar de señalar que, durante este mes de febrero, se inició una campaña negra sincronizada para desacreditar al Ejecutivo Federal y a la candidata Claudia Sheinbaum, la cual además promueve a la candidata Xóchitl Gálvez.

El reporte semanal de MilenIA Central de Datos e Inteligencia Artificial publicado por el diario Milenio reveló que adversarios de la Cuarta Transformación contratan granjas de bots en Argentina, paquetes de likes, retuits y conversaciones perniciosas.

Por ejemplo, entre el 30 de enero y el 1 de febrero se registraron 140 millones de conversaciones contra el presidente Andrés Manuel López Obrador que generaron tendencias de ataque.

Además, el hashtag de la candidata Gálvez generó 38.1 millones de conversaciones en redes sociales en un día, lo que fue impulsado desde cuentas extranjeras.

Especialistas en la materia detectaron cerca de un millón de errores de dedo idénticos, lo que deja en claro que fueron escritos por computadoras y no por personas.

Una situación prácticamente idéntica ocurrió con el hashtag de ataque al presidente de la República con 140 millones de conversaciones, evidentemente falsas.

Morena presentó una denuncia ante el Instituto Nacional Electoral por la campaña en redes sociales en contra del presidente de la República; sin embargo, otro hashtag en contra de la candidata Claudia Sheinbaum, quien es puntera en las encuestas, se hizo tendencia.

A pesar de la campaña negra en redes sociales, las encuestas siguen favoreciendo a la candidata Claudia Sheinbaum, según lo revela la encuesta de Consulta Mitofsky, con 61.1 % de las preferencias electorales, mientras que Xóchitl Gálvez continúa con 32.9 %.

Debemos reflexionar sobre si las mentiras, las noticias falsas y la desinformación no contribuyen a captar votantes, entonces su finalidad es desestabilizar, enconar, polarizar y generar violencia mediática.

El adversario político es solo un instrumento para lastimar a la sociedad, para confundirla y enardecerla, como si el pueblo fuera su enemigo. Quizá para los conservadores sí lo sea y lo ocurrido en redes sociales sea una prueba más.