Desolación

Por más que se pretenda esconder, la actual administración estatal dejará un estado en una situación comprometida -por decir lo menos- después de seis años en los que se fueron acumulando deudas con diversos sectores, grupos y proveedores.

Es cierto que el anterior gobierno, tan malo con el actual, dejó una deuda que nadie supo bien si era de 20 mil o de 40 mil millones de pesos, lo que dificultó el desarrollo de los trabajos de la administración que comenzó el 8 de diciembre de 2012.

Algo que se le reclama al actual jefe del Ejecutivo estatal es que no haya hecho algo para cuando menos denunciar a su antecesor por el estado en desgracia que le dejó.

Por los motivos que sean, el desastre está a la vista, pues la administración adeuda miles de millones de pesos a trabajadores de diferentes dependencias y a proveedores, sin que existan muchas esperanzas de que se vaya a cubrir en lo que queda del sexenio (menos de dos semanas).

Tal situación obligará al próximo gobernador a empezar con muchos problemas financieros y presiones de diferentes grupos y personas que exigirán el pago de los adeudos. El nuevo mandatario tendrá, entre otras opciones, decir que se trata de deudas de la administración anterior; que les liquidará algo en la medida de lo posible o que de plano no reconocerá cuentas pendientes.

Justamente a esas inconformidades se deben las protestas del pasado sábado, que derivaron en un enfrentamiento entre policías y manifestantes que deseaban expresar su malestar mientras en el Congreso del estado se rendía el sexto y último informe de gobierno.

Las imágenes de policías lanzando gases lacrimógenos a los inconformes, hombres, mujeres y niños, dieron vuelta por todas partes, lo que ha servido para que el actual gobierno sea criticado por el uso desmedido de la fuerza.

Podrán esgrimirse muchos pretextos, pero no se puede esconder el grado de inconformidad de miles de personas a las que se les adeudan en conjunto miles de millones de pesos, incluyendo pagos relacionados con el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste), de aseguradoras y a terceros, que probablemente cuando llegue el nuevo gobierno saldrán a la luz pública con mayor claridad.

A ese panorama de las finanzas hay que agregarle el de los despidos de cientos o miles de trabajadores en los dos o tres últimos años. Desde hace varios años en Chiapas se vive una crisis tremenda, pues no hay dinero ni trabajo. Ello sin contar con los conflictos políticos sin resolver

Los recursos escasearon en buena medida porque fueron a parar a las cuentas de varios funcionarios de la actual administración, muchos de ellos jóvenes a los que no les importaba o no tenían los conocimientos para resolver los problemas que aquejan a la entidad.

Es una generación de jóvenes que de la noche a la mañana (contaron con la fortuna de pertenecer al círculo cercano del ejecutivo) tuvieron muchos recursos públicos disponibles y no siempre los usaron en beneficio de la población

En fin, que el panorama es desolador para los habitantes de Chiapas, que tienen muchas expectativas de mejorar su situación económica y/o laboral a partir de la llegada del próximo gobierno federal y estatal, pero son tantas las necesidades que lo más seguro es que el dinero no alcance.

Ojalá que las esperanzas de un pueblo no mueran en este sexenio que está por empezar, porque es lo último que le queda a la gente que ha confiado y esperado largamente un cambio para bien del país y del estado. Cada vez quedan menos días para que empecemos a ver si las cosas siguen igual o si mejoran.

Picotazos

Si mandar a registrar a Enoc Hernández Cruz como aspirante a la rectoría de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) fue una estrategia para que reciba todas las críticas e inconformidades y proteger a otro candidato, fue muy buena idea porque a ninguno de los aspirantes le han llovido tantas críticas como a él, por, cuando menos, dos cosas: Que no pocos universitarios (estudiantes, trabajadores, catedráticos, etcétera) lo ven con posibilidades reales por las relaciones que tiene con la familia real o porque de plano no le ven ningún mérito para ostentar un cargo que debería -debería, repito- de ser para una persona bien preparada y con grados académicos cursados de verdad y no producto de relaciones políticas. “Cualquiera, menos Enoc”, es la consigna de no pocos y bajo esa lógica, la Junta de Gobierno -honorable, le dicen todavía algunos sin rubor alguno- podría imponer a cualquiera de los demás inscritos. Así, podría abrirse el camino a otro aspirante al que se podría estar protegiendo del golpeteo político. Claro, es sólo una posibilidad. La noche del 3 de diciembre se sabrá. Si quienes tomarán -o ya tomaron- la decisión quieren que arda la Universidad –o cuando menos eso es lo que no pocos han advertido- que designen a Enoc… Las autoridades de Tránsito de San Cristóbal de Las Casas deberían de poner mayor atención en el periférico norte-poniente, ya que todas las combis que desde hace meses abrieron la ruta que lleva al sur de la ciudad, son conducidas como tortugas porque van subiendo pasaje, lo que ocasiona que se formen largas filas de vehículos en esa área de por sí complicada por el tráfico. A los conductores poco les importa que los vehículos que van atrás no puedan rebasar porque el carril contrario está ocupado. No hacen nada por apartarse ni por aligerar el paso. Tan peligroso es conducir una unidad con exceso de velocidad como a paso de tortuga como lo hacen los conductores de las combis mencionadas. Ojalá César Domínguez Gutiérrez tome cartas en el asunto y se solucione este problema de tráfico en una zona muy delicada. Fin.