Subcomandante Marcos: 27 años después

Regresa Carlos Morales Vázquez

En junio de 2021 cumplió 64 años. Yo tenía 26 cuando lo conocí (1995) en la comunidad San Miguel, municipio de Ocosingo. San Miguel está localizada en lo más escarpado de la Selva Lacandona. Es el corazón de la jungla. Una travesía de por lo menos 5 horas a pie para llegar a ella.

Reporteaba para un medio local. Nos presentó el obispo Samuel Ruiz García, amigo en común. Tipo fuerte. Imponente. De hablar pausado. Exquisito en su prosa. Uñas delicadas. Boina verde de revolucionario. Y su inseparable pipa en los labios lanzando bocanadas de tabaco.

Entonces las miradas del mundo estaban centradas en torno suyo. Revistas de Europa engalanaban sus portadas con aquel sujeto de 1.75 metro de estatura, ojos verdes, encapuchado. Hubo quienes lo veían como un actor hollywoodense al estilo Marlon Brando, o Clin Eastwood en Harry el Sucio o en la de Los Imperdonables.

Se autollamaba subcomandante Marcos y lideraba una sedición criolla de nativos armados con rifles de palo. En realidad, se supo después, su verdadera profesión es la de maestro universitario.

Sus alumnos lo definían como un maestro bromista. Genio y figura. Durante dos décadas, con el sobrenombre de “Marcos” mantuvo al gobierno a raya. Palabra suya, palabra que agitaba a la cúpula del sistema político mexicano. Ya no había “disparos” con aquellos fusiles de palo.

Las ráfagas ahora emanaban de la retórica literaria. Tiene una habilidad asombrosa para la fraseología. Antes, sus escritos constituían un somnífero en ciertos sectores. Eran hipnóticos. Soporíferos. Una telaraña.

En mayo de 2014 decretó su propia muerte. Dejó el apodo de “Marcos” y adoptó el de Galeano en honor del maestro rural José Luis Solís López, acribillado a tiros en una emboscada a la comunidad La Realidad, territorio “independiente” del EZLN.

Reaparición

El subcomandante Marcos reapareció el 26 de julio de 2021 con más pena que gloria. Si en 94-95 llenaba las planas de los tabloides de México y en Europa provocaba excitación en la prensa, su vuelta mediática este lunes fue casi banal. De medio pelo.

En 1995 me dijo un periodista italiano: “Oye, este ragazzo (muchacho) es sui-generis”. Estaba turulato con el carisma del sup. El sup tenía 38 años. Esa tarde calurosa y de nubes sombrías en San Miguel, Ocosingo, había 350 periodistas del mundo esperando la declaración que daría “Marcos”. No declaró nada. Casi a las siete de la tarde, sólo saludó a algunos reporteros previamente seleccionados por el obispo Ruiz García. Habíamos esperado todo el día. Ni el asesinato de Selena lo opacó.

La vuelta de este lunes representó muy poco en términos políticos y propagandísticos porque su influencia dejó de ser, por mucho, el menjurje que regula el estado de ánimo de la clase política, de la prensa o de la televisión. De la sociedad. Marcos ya no vende.

No es lo mismo 1994 que 27 años después. No es lo mismo 38 que 64, al menos no para la divulgación publicitaria. En México, en 2021, hay una generación zeta, o centúrica, que es quien controla las emociones de la opinión pública y marca el ritmo de la nomenclatura de este país.

Marcos abandonó las sombras para hacer un llamado a votar en la consulta para enjuiciar a los expresidentes. Bueno, así se llama la consulta. Pero hay dos aristas que marcaron su regreso no triunfal:

Aristas

1.- No convenció. Obtuvo el efecto bumerang. Las críticas fueron muy ácidas, duras, directas, incluso vulgares reprochando su extraño y tendencioso maniqueísmo porque, apenas en julio de 2019, lanzaba un furibundo mensaje en contra del gobierno actual y manifestó su oposición a la construcción del tren maya. Vociferó una advertencia temeraria: “Vamos a pelear”, dijo.

2.- La susodicha consulta camina sola, sin necesidad de pumpos para nadar. Y eso es por una razón bien sencilla: los mexicanos creemos en una metamorfosis social pacífica. Se está dando. Y, lo toral, fundar un país de leyes que acabe la impunidad. Eso abarca, claro, llevar a la cárcel a quienes hayan corrompido las instituciones de este país o se hayan enriquecido con el peculio del pueblo.

Mandar a prisión a los ex presidentes de México y a cualquier corrupto se hará con Marcos y sin Marcos. O Galeano. El tiempo es otro. Don Samuel Ruiz falleció en 2011. Y eso, parece, no lo entendió el sup. O quedó atrapado en el limbo. Cuidado, eso es muy peligroso…

Nortes

CON la novedad de que el abogado Carlos Morales Vázquez volvió a sus funciones de alcalde citadino, después de un litigio que nos mantuvo en el filo de la butaca. Ni cuando vi El conjuro sentí tanto miedo. ¿Y eso es bueno? Yo creo que sí, porque habrá continuidad a las obras en la capital. Nos caiga bien o no, ha sido buen alcalde…ES TODO.