Miguel Prado: El rey de la impunidad

Carlos Morales no es guapo, pero…

Le etiquetaron el mote de El Sirenito por su impudor. Son inolvidables las fotos suyas en donde, en una actitud atrevida, se muestra desnudo para una cámara en un hotel de Puerto Arista. Era entonces alto funcionario gubernamental.

Alguien intenta detenerlo. Se aprecia un antebrazo con reloj en la muñeca. Él sostiene un celular en la mano derecha. Su rostro y su pelo son desaliñados. Exhibe una barriga cervecera, teratológica y botanera.

Sus ojos, retraídos. Ahí, en esa foto obscena digna para la página policiaca de un diario, o del entrañable semanario Alarma, él se ve en un estado supremo de alegría.

Una pequeña cinta, muy pequeña, exageradamente pequeña, le cubre la parte que Adán se tapó con una hoja de parra después de morder la manzana. Raras veces se le ha visto con ropas. Es insolente. No tiene empacho en alardear su poder político.

Lo democráticamente punible es que, tras el escándalo de la foto sicalíptica, hubiese sido enviado a la cárcel para sentar un precedente de gobernanza. No sólo le faltó el respeto a quien lo endiosó en el gobierno. También ofendió gravemente a las familias pasando por encima de nuestras buenas costumbres, de la moralidad. Las mancilló con descaro. Y a él le dio placer ese abuso.

Otra vez, diputado

Otra vez diputado para el Congreso de la Unión, Miguel Prado de los Santos es un hombre cuya trayectoria pública la ha llevado entre aquelarres y disparates. Su ascenso es sorprendente y, a la vez, sospechoso. Hay muchos cabos sueltos. Uno no entiende tanta ignominia.

Su caso es para un estudio profundo de la psicología. Se inició como titular del Instituto para la Educación de los Adultos. Fue diputado local. Secretario de pesca y acuacultura. Secretario de Sedesol, diputado federal y, de nuevo, diputado federal, sólo que ahora por la vía más fácil, la que todos quisiéramos: la plurinominal.

¿Secretario de pesca? Oh, cuánta vileza, si lo único que sabe de la ciencia pesquera es comerse las mojarras fritas o al mojo de ajo en Puerto Arista o Boca del Cielo. Y fue. ¿Qué entiende de la fórmula política-felicidad propuesta por Aristóteles? Nada, pero será nuevamente legislador.

Tiene una corte de currutacos gañanes, e iracundos como él, con los que comparte juergas y son ellos quienes propalan las versiones empalagosas del bribón individuo. Tratan de vender una imagen que, por supuesto, es irreal y trampera.

La salud política de México no merece -menos los necesita, por corruptos- diputados como este. Por eso urge empujar la propuesta del presidente Obrador para terminar con los escaños plurinominales.

Ello no sólo representará un ahorro millonario en la economía de este país tan saqueado de Salinas a Peña Nieto, sino, lo básico, cerrará el paso a las complicidades que generan camarillas cupulares, o mafias sindicales que incuban el acceso al poder de sujetos de esta estofa.

Carlos Morales, va

“Soy feo, pero no me eligieron para semental, sino para presidente”, respondió don Adolfo Ruiz Cortínez con el estilo jocoso del veracruzano. Los opositores le cuestionaban su edad avanzada y su catadura escuálida.

Hay quienes critican el rostro circunspecto del abogado Carlos Morales Vázquez. Ciertamente no es muy guapo, aunque en sus tiempos de chaval tenía cuerpo de maniquí por el ejercicio constante.

Sonríe poco y parece que siempre anda de mal humor. Yo, en su lugar, también me tomaría muy en serio la colosal responsabilidad de gobernar Tuxtla, una metrópoli de crecimiento impresionante y con gente tan disímbola. Al tuxtleco no se le da gusto en nada. Es una criatura extraña.

¿Para qué queremos un adonis de alcalde si será un fiasco? ¿De qué nos serviría si es chocarrero y bufón? Nos guste o no su fisonomía, don Carlos ha realizado un trabajo estupendo por una razón axiomática: se preparó para gobernar.

El paso clave

Casi toda la ciudad tiene contenedores; hay iluminación y seguridad, así como limpieza en el erario. Ese dinero que el alcalde cuida es de usted y mío. De nosotros.

Muchas arterias que conectan con el corazón de la capital fueron remodeladas. Y, sabe qué, existe una perfecta armonía con el gobernador Escandón en la que ganamos los tuxtlecos. Gana la ciudad.

El paso clave, en el período que está por iniciarse, es exterminar a las hampas sindicales que han estrujado sin piedad a la Comuna. ¿Por qué hay tantos sindicatos al interior del ayuntamiento tuxtleco?

Conclusión

El sábado 21 de agosto, el Pleno del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas ratificó el triunfo de la planilla encabezada por Carlos Morales Vázquez. Así que, como diría la filósofa Niurka Marcos: pa’lante como las yeguas.