Magia negra y política

En la guerra y el amor

“Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca”. Don Corleone, en El Padrino.

Regordete, vientre generoso cubierto con una camiseta derruida por donde pasa su mano derecha acariciándolo con ligeros movimientos circulatorios; pantalón de mezclilla cortado hasta las rodillas notablemente sucio y sandalias de pie de gallo, Don Memo es un brujo que “sana todo”, pero especialmente problemas de Cupido. Ya pisa los sesenta.

Su consultorio está ubicado en el corazón de la colonia Bienestar Social. Vive allí desde hace 40 años. No cualquiera puede recibir sus predicciones porque, afirma con arrogancia, no es un brujo del montón. “Los brujos de Catemaco me hacen los mandados”.

Es una casa liliputiense consumida por el paso del tiempo. Al lado hay una enorme residencia que contrasta con la humildad de esa vivienda en donde Don Memo puede dar una limpia con albahaca y loción verde, u ofrecer rituales demoníacos en punto de las doce de la noche. También receta paracetamol o aspirinas.

La salita de espera y el consultorio de Don Memo son divididos por una corta rejita de madera que impide salgan los perros del corredor de la casa, en donde también se observa un gallinero. En ese patio conviven los perros, un ganso, cuatro patos, varias gallinas, un gallo, guajolotitos y hasta un loro.

Tiene al menos 25 perros; a algunos ha bautizado con nombres singulares: uno se llama Gadafi; otro Fox, otro Clinton y uno más Bush. Son perros dóciles que él ha recogido de las calles. La mayoría visiblemente sarnosos alimentados extrañamente con repollo.

El recinto

El recinto de Don Memo probablemente no se distingue de los demás: emana un fuerte olor a loción verde. Él lee las cartas en un pequeño buró. Su silla es de madera y va pegada a la pared.

Sobre su cabeza despunta un Cristo de madera casi copado por las telarañas. Al fondo está un altar en donde figuran decenas de veladoras encendidas y bajo ellas papelitos con nombres de las personas a las que se les está haciendo un trabajo. Predominan veladoras en color rojo de la Santa Muerte.

Hay muchos floreros repletos de claveles rojos cuyo aroma se conjuga con el de la loción verde. Sobresale una imagen de la Virgen de Guadalupe enmarcada en cristal, una del Arcángel Gabriel blandiendo su espada sobre un demonio y otra de San Martín Caballero.

Don Memo no se priva porque no es espiritista. Es un chamán que aprendió el oficio cuando tenía once años. Su nagual es precisamente un perro y allí, en los rumbos de la Bienestar Social, es temido porque la gente conoce su poder para hacer hechicería, buena o mala.

Nació en Copainalá. Admite que conflictos del corazón son los que más arregla. “Aquí he recibido a muchachas al borde del suicidio porque el novio o el marido las ha dejado. Eso es fácil. Sólo pido que me den 20 días y el asunto está resuelto. Pan comido”.

El diputado

También han venido políticos. (Se rehúsa a dar nombres). A uno de ellos lo ayudé para que fuera diputado; estuvo aquí en el Congreso y luego fue diputado federal en México, dice Don Memo, quien tiene rostro moreno ovalado, dientes picados y sus ojos pequeños color café los cubre con unas gafas blancas. Su cabello ya pinta gris por esa mezcla de blanco y negro que es el reflejo de los años.

Dice: “No soy muy dado a trabajar la magia negra, pero puedo hacerla con facilidad. Lo he hecho sólo si es necesario, como esa vez que ayudé a aquél político para que fuera diputado. Tuve que hablar con el diablo y sacrificar un perro”.

- ¿Y qué recibió a cambio de ese político?

-Me dio 400 pesos. Ya no lo volví a ver. Ahora de él sólo sé lo que dan las noticias.

Conclusión

Proveniente del folclor tradicional, que desafía la teología, según estudiosos de la materia, en los últimos 40 años ha crecido la conexión entre brujería y política. Se especula que Salinas de Gortari habría contratado a hechiceros haitianos practicantes del vudú. López Portillo y Miguel de la Madrid se “asesoraron” de la afamada bruja María Sabina.

Brujería, paganismo y ocultismo han multiplicado adeptos en México y Estados Unidos. Es una tendencia que los expertos asocian directamente con el momento político actual. Lo dijo el famoso escritor de letras rebeldes Charles Bukowski: “En la guerra y el amor, todo se vale…”

En otra entrega les hablaré de Los brujos del poder, libro del ensayista mexicano José Gil Olmos del que despunta un nombre: Elba Esther.

Botín

Ha de estar exquisito el botín en Morena que desató feroz carnicería por la dirigencia estatal. Se renueva en agosto. Predomina la entropía y lejos, muy lejos, queda el sentimiento de la militancia.

El proceso político es prácticamente una carroña. Morena recibe un presupuesto de 30 millones de pesos. Es eso, sin duda, motivo de la cruel disputa. Triste.