S.O.S. en Tuxtla

De vida o muerte

Dios creó Tuxtla

ERA, el maestro…

El alcalde Carlos Morales Vázquez lanzó un S.O.S. a la población instando al uso responsable del recurso hídrico en Tuxtla, pues ahora mismo el mundo padece una transición crucial. De vida o muerte, con ingredientes bíblicos.

Preocupado y ocupado sobre la escasez de agua derivada del cambio climático y cinco años de pocas lluvias, Morales Vázquez resaltó la importancia de conservar el vital líquido para asegurar su disponibilidad y la salud pública.

A través de redes sociales, el llamado se centra en la necesidad de evitar el desperdicio, reparar fugas domiciliarias y públicas y fomentar el ahorro de esta sustancia fundamental en todo ser viviente.

Destacó la aplicación del erario municipal en una extensa obra hidráulica, incluyendo líneas distribuidoras que se metieron iniciando 1982, totalmente obsoletas para una gran y chula metrópoli.

Advirtió que resulta inaplazable impulsar la conciencia ambiental en las futuras generaciones, haciendo un llamado a trabajar unidos para garantizar la sustentabilidad del recurso hídrico.

Mi opinión

1. Discípulo de Cicerón, acostumbrado a hablar sin verborreas políticas, el alcalde emplea una palabra quid que, deseo sinceramente, cale hondo en quienes aquí nacimos, vivimos y aquí nos convertiremos en polvo.

(Yo, desde hace muchos años tengo mi terrenito en el panteón San Marcos, ahí descansan mis padres. Es el mejor gasto que uno debe hacer. Dijo Marco Aurelio: “La muerte nos sonríe a todos”).

Dios hizo el primer jardín y luego creó Tuxtla. Para mí, Tuxtla es lo que para García Márquez fue Macondo en Cien años de soledad.

2. “Conciencia” es la palabra que el alcalde aplicó como adjetivo cualitativo de nuestra realidad porque, a nivel global, enfrentamos una decadencia que parece preludio del colapso.

Los niños quieren estrenar un smartphone, el más caro posible y pueden matar a sus padres, literal, si no se los compran; saben quién es Peso Pluma y Bad Bunyy, cantan sus rolas, se visten como ellos, pero ignoran que sin agua nuestro planeta está en el pórtico de la extinción.

Azul ruinoso

3. Una familia renta una casa frente a donde está el depa, en el exclusivo barrio San Francisco, sur poniente capitalino. Es una casita pintada de un azul desgastado. Alguna vez, no recuerdo, estuvo bien pintada de azul. De ese azul hoy sólo quedan ruinas. No conozco a su dueño.

La pareja quizá anda pisando los 40 de edad. Procrearon muchos niños porque todavía hay hombres con conductas sexuales compulsivas, sin afectos emocionales. Sufren satiriasis y, más temprano que tarde, los chiquillos y la sociedad enfrentaremos las secuelas.

Con Julión Álvarez a todo volumen, el sujeto, talla XL, short rojo derruido, sandalias verdes pie de gallo, sin camiseta, regaba la banqueta de un miércoles cualquiera. De esa manguerita salían chorros escandalosos de agua, mientras en otros hogares tal vez falte. Son las tres de la tarde. Hay 38 grados de temperatura.

Estaba cerrando Sólo para enterados porque mi editora, brava por antonomasia, me regaña si no mando a las cinco pm. Iniciaría el proceso de corrección sintáctica. Siempre, siempre, tengo café a mi lado.

Mi oficina, también suya, querido lector, tiene un ventanal enorme, precioso, con aislamiento acústico cuya vista da a la calle. Estoy en primer piso. Después de terminar estos textos me encanta sentarme sobre la perezosa artesanal, tejida en Berriozábal, más cuando caen las puestas de sol y su divino misterio. María Callas endulza mis oídos.

Ese día se me ocurrió asomarme y ver eso que me pareció irracional. Inmediatamente puse los números de la cerradura magnética, abrí la puerta, bajé, crucé la calle y encaré al tipo con apariencia de motoneto. ¿Por qué hace eso?, le dije de entrada, furioso, sin atisbar las consecuencias.

“Hace mucho calor”, fue su argumento idiota. Tuvimos una discusión bizantina en la que él dijo conocerme. Entonces bajé mi tono, atrancó la llave de paso. Su desliz freudiano no se ha repetido. Lo de escuchar al paisano Julión se lo tolero, pero jamás una actitud criminal como esa de desperdiciar la bendita agua.

4. Antes, autoridades ladronas hicieron del Smapa su caja chica llegando a contraer deudas por mil 250 millones de pesos y sufrir cortes de energía eléctrica a falta de pago con Cfe.

Hoy el ayuntamiento no le debe nada a nadie. Don Carlos duerme tranquilo y nosotros también. ¿Qué hacemos los ciudadanos antes de que el destino final nos alcance? Conciencia, he ahí el dilema…

ERA, el maestro

Afirma Daniel Goleman en su fascinante libro que seguramente ustedes ya leyeron Inteligencia Emocional: “Una emoción tiende a impulsar hacia una acción, porque las emociones son poderosas”.

Eduardo Ramírez Aguilar, candidato al gobierno de Chiapas, es un maestro de la empatía. Ya les traeré aquí mismo una crónica.