Domingo 14

ERA, el mensajero

Manípulo sagrado

Alejandro al chamuco

1. San Andrés Larráinzar, abril, domingo 14, 2024. Ese día se volvió multicolor. Listones, sombreros y vestimentas con bordados prehispánicos forman un mosaico artístico espontáneo porque todos están ahí por su propia voluntad, llenos de esperanza.

La esperanza no en un concepto abstracto, sino plena de fe y se refleja en el estado de ánimo de los miles que abarrotan la plazuela. Huele a ruda, esa plantita que aleja las malas vibras y al chamuco.

En retrospectiva, yo me veo en San Andrés Larráinzar cubriendo información para un diario italiano y al noticiero matutino de Francisco Javier Figueroa Niño, en la XETG. También publiqué varias crónicas en una revista llamada Areópago, ya extinta. Mi destino era el Cuarto Poder. Al Cuarto Poder lo traigo en el alma.

Ahí, EZLN y gobierno firmaron los primeros acuerdos tras la irrupción armada de aquel inolvidable uno de enero de 1994. Tomando cervezas y comiendo fresas escucho a Maná y Dónde jugarán los niños cuando me entero de la rebelión zapatista. Luego ocurrió el magnicidio de Luis Donaldo. Bueno, qué se podía esperar de los prianistas narco-satánicos.

Llegamos a San Andrés después de estar en San Miguel, Ocosingo. San Miguel es un pueblo aislado, alejado de la civilización, con una cosmología intrigante, de naturaleza salvaje. El viaje fue un vía crucis.

El vochito

Yo había pasado la noche en casa de los papás de Enoc Hernández, en San Cristóbal. Su mamá, Idalia Cruz Mendoza, me dio chocolate que disfruté acostado en una alfombra roja. Tenía encima un cobertor del tigre. Había mucho frío.

Cubierto por un grueso sarape, libreta y grabadora en mano me trepé a un vochito amarillo que traía Enoc. Él manejaba y al lado iba Juan Sebastián Solís, de Televisa, y yo atrás. De San Cristóbal salimos a las cuatro de la madrugada y, por fin, pusimos pie en San Miguel al mediodía.

Otros 480 periodistas del mundo estaban en San Miguel. Qué cosas, porque en San Miguel hacía un calor de los mil demonios. Regresé lleno de ampollas que tardaron una semana en desaparecer. Hasta ahora sigo sorprendido cómo aguantó el vochito.

Queríamos entrevistar a Marcos, pero Marcos, entonces un comediante enmascarado muy arrogante, jamás salió. Hoy, a sus casi 70 años, vive en la soledad. Me imagino que sigue fumando puros.

El obispo Samuel Ruiz García, siempre caballero, nos saludó y dijo que disculpáramos al líder de la guerrilla. Nunca entendí porque a Marcos le decían “subcomandante” y no comandante, si era dirigente de los encapuchados. ¿Quién le jalaba los hilos?

Mensajero

2. Volvamos al domingo 14, en San Andrés Larráinzar. A Eduardo Ramírez Aguilar las señoras lo han vestido con el traje típico indígena. Los señores le otorgan el bastón de mando que significa confianza, autoridad política, espiritual y liderazgo. Es un manípulo sagrado.

Durante su campaña, el candidato al gobierno de Chiapas recorre más que nada nuestros pueblos originarios. ¿Por qué? Él lo explica en esta preciosa frase que reafirma el vínculo emocional que tiene con los chiapanecos:

“Soy hombre de causas y mi causa en Chiapas es reconstruir la paz social en las comunidades y en todos los pueblos de mi estado”.

3. ¿Para qué sirve la política? También lo desgaja con un amplio enfoque antropocentrista no sólo por sus vastos conocimientos como Doctor en Ciencias Políticas, sino porque se formó en el esfuerzo y no en los privilegios. Nació en cuna humilde, por eso sabe construir acuerdos. Dice:

“La buena política es la que hace el desarrollo de nuestras comunidades y esa es la política que yo quiero, la buena política, no la política que divide, no la política del sectarismo, no la política del partido político.

La política del pueblo no tiene militancia, esa tiene necesidad, esa tiene causa y cuando encontramos la causa, ahí es el camino. Para mí, San Andrés Larráinzar representa el estandarte más importante de los últimos 30 años”.

Expresó su reconocimiento al movimiento Zapatista “porque visibilizó a este pueblo que nunca lo habían visto, y fue famoso y saltó a la opinión pública porque hubo gente que quiso y quiere trabajar por un mejor estado”.

Es claro, pues, que Eduardo trabajará por la reivindicación de los pueblos indígenas que se han mantenido en resistencia tras la Conquista, desde hace 500 años. Así que Ad infinitum, y más allá…

Inmigrantes

De pronto, el estacionamiento de Plaza del Sol de Tuxtla se llenó de carpas que ocupan familias inmigrantes, la mayoría provenientes de Venezuela, Haití y Centroamérica.

Los padres envían a sus niños a mendigar. “Dame para mi comida”, le dicen a uno jalándolo del pantalón. Son decenas de chiquillos que deambulan por toda la zona.

La globalización, con su efecto apocalíptico de pobreza, está consumiendo al mundo, mientras políticos locos promueven guerras y controlan la farmacéutica global, por eso enfermedades como el cáncer, diabetes y VIH-SIDA “no tienen cura”.