Auge y caída del zombi

Al padre del arquetipo moderno del zombi, el neoyorquino George A. Romero, se deben los modelos clásicos de los muertos que caminan. Su trilogía de la muerte: “La noche de los muertos vivientes” (1968), “El Alba de los muertos” (1978) y “El día de los muertos” (1985), se complementa con “Land of the dead” (2005), “El diario de los muertos” (2007) y la última entrega de la saga: “Sobrevivientes de la muerte (2009)”.

Como ningún otro género en la variante del horror, el del zombie, ha gozado de prestigio y aceptación y, por lo menos, en las cintas de Romero se percibe una fuerte crítica social al enfrentar a la raza humana contra ellos mismos, con tal de salvarse del peligro de convertirse en uno más de los que caminan sin rumbo fijo, devastando todo a su paso. También sus críticas a los medios, han sido punzantes.

Es famosa la anécdota en el mundo de que, “La noche de los muertos”, causó la muerte, en sentido literal, por miedo o tal vez por un shock nervioso a un espectador en un cine mexicano (el ya inexistente Cine México). El género inventado por Romero, ha dado lugar a diversas y variadas formulas, como a directores de otro tipo de cine como Jim Jarmush, de experimentar con el zombi.

Libros, comics y variados estudios del fenómeno, de los que solo pueden ser detenidos con balas en el cerebro o decapitación forzada, no se detienen. Sin embargo, la cuerda que les han dado no para. Ejemplo de ello es la interminable serie de “The Walking Dead”, donde la fórmula ya muy gastada de enfrentamiento social, más que con los zombis, ya parece que dio todo lo que tenía para dar.

Las verdaderas agujas zombis en el pajar de la banalidad, son tan solo unas cuantas, en un sinnúmero de cintas, remakes, nuevas versiones y hasta docudramas. Una de ellas es la británica casi desconocida “Yo zombi” (1999), de Andrew Parkinson, que narra la tragedia de un hombre que, por ayudar a una pareja zombi en desgracia, se abalanzan sobre él y lo muerden, comenzando así su calvario.

En el año 2010, Frank Darabont, basado en el comic de Robert Kirkman y Tony Moore, armaron el episodio piloto de la serie zombi más prolifera de la historia: “The Walking Dead”, que por zombis y situaciones descabelladas no ha parado, hasta nuestros días. No obstante, el zombi, como tal, se ha banalizado hasta volverse una caricatura en títulos risibles, olvidables y muy rara vez convincentes en situaciones de verdadero miedo.

Eso sí. Siguen caminando a paso lento, pero seguro.

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