Margelis Rodríguez y sus dos hijos se tomaron selfies en su vuelo hacia Tijuana, mostrando las camisetas que había mandado a hacer especialmente para marcar lo que esperaban, fuera el momento que cambiaría la vida de su familia. En la parte trasera de las camisetas estaban sus nombres y las banderas de los seis países por los que pasaron en 2024. En el frente, entre las banderas de su Venezuela natal y Estados Unidos, estaba escrito la leyenda en español: “¡¡Si se pudo gracias a Dios el tiempo valió la pena lo logré!!”.
La familia de migrantes está entre las decenas de miles de personas que tenían citas con las autoridades migratorias estadounidenses hasta febrero, muchas de las cuales han quedado varadas en ciudades fronterizas mexicanas después de que el presidente Donald Trump asumiera el cargo.
Las palabras de celebración ahora duelen subrayando lo cerca que estuvieron de lograrlo sin conseguirlo y lo precaria que es su vida ahora, con un futuro más incierto que nunca, dijo Rodríguez.
Como parte de una amplia represión migratoria, su gobierno canceló rápidamente todas las citas programadas a través de la aplicación CBP One.
Algunos regresaron a casa. Otros dejaron los refugios prometiendo cruzar la frontera de forma ilegal. La familia Rodríguez parece reflejar el estado de ánimo predominante: quedarse y ver cómo evolucionan las políticas de Trump en los próximos meses.
Sus familiares le dicen que las cosas podrían mejorar en unos meses, diciendo que Estados Unidos solo está “limpiando” a los inmigrantes con antecedentes penales y quizás el gobierno de Trump abrirá otro camino legal.