Los jóvenes son de los grupos más afectados por la crisis de vivienda. Los bajos ingresos, inestabilidad laboral y escaso acceso al crédito los posicionan como un sector vulnerable, según la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi).
Para Maria Silvia Emanuelli, coordinadora de la Coalición Internacional para el Hábitat en América Latina (HIC-AL). “Estamos presenciando un momento muy complicado para las juventudes en relación con el acceso a la vivienda”, sostiene.
El querer independizarse mediante la adquisición de una propiedad, alguna vez alcanzable, hoy parece un objetivo cada vez más lejano.
“En décadas anteriores, se estimaba que los jóvenes entre 25 y 29 años podían acceder a un hogar propio”, apunta Alejandra Garrido, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente, la edad ha aumentado de 33 hasta 35.
La situación podría agravarse. Garrido estima que en algunos casos la edad podría aumentar hasta 39 años, casi una década más que en generaciones anteriores. Este panorama ha empujado a muchos jóvenes a buscar alternativas. El coliving, un modelo que propone compartir vivienda y servicios, emerge como una opción, aunque no exenta de críticas.
La palabra “coliving” genera opiniones divididas. Para algunos, representa una nueva forma de vida colaborativa; para otros, es una etiqueta para encarecer antiguas formas de convivencia. En su versión más conocida, el coliving se basa en la renta de habitaciones privadas dentro de espacios compartidos. Incluye servicios como amueblado, mantenimiento, limpieza y áreas comunes, lo que promete una vida más cómoda y flexible, especialmente para quienes migran a la ciudad sin redes de apoyo.
Para Iñaki Laris, director general de Triver, los perfiles van desde profesionistas hasta extranjeros con planes para mudarse a México y visitantes temporales. Su oferta de coliving se ubica en Florencia 39, en la colonia Juárez.
El modelo ha sido criticado por su enfoque a nómadas digitales y personas con alto poder adquisitivo. “Son negocios, su objetivo es la ganancia, no la satisfacción del derecho a la vivienda adecuada”, advierte Emanuelli.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece que una vivienda adecuada no debe exceder el 30 % del ingreso de una persona. Sin embargo, en México, el 17.7 % de los jóvenes que viven solos destinan más del 30 % de su ingreso al pago de alquiler, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2022.