Imponer la agenda

Le quedan pocos meses de la Presidencia a Andrés Manuel López Obrador. En pocos días empezará formalmente el periodo de campaña y antes de que se dé cuenta llegarán las elecciones.

El presidente sabe que poco a poco el espacio mediático se irá llenando con nombres diferentes al suyo. Sus discursos mañaneros pasarán a un segundo plano para darle espacios de opinión, de análisis y de debate a las propuestas que hagan quienes deseen sentarse en la silla que él hoy ocupa.

Ambas candidatas se habían abierto de alguna manera al diálogo. Cada una a su estilo y con ritmos distintos, pero por lo menos hasta antes del 5 de febrero, las dos habían mostrado disposición para escuchar voces diferentes y sobre todo propuestas para atender los muchos problemas que tiene el país. Pero hace una semana, el presidente —una vez más— decidió imponer su agenda.

Por supuesto que dentro de las 20 reformas propuestas hay cosas rescatables. El sistema de pensiones, como parte de un sistema de seguridad social, debe ser discutido. Mientras haya cambios en la estructura poblacional del país —de cualquier país— ese debate debe ser permanente, siempre habrá cosas que mejorar.

La propuesta de ajustes a los salarios mínimos también debe ser discutida, pero teniendo presente que el mercado laboral, con todas sus fallas, juega el papel más importante en la determinación del pago por el trabajo y, en ese mismo sentido, el análisis tendría que ser más amplio y hablar de competencia, de barreras, de poder de mercado, de educación, de productividad, de cambio tecnológico y darle al tema la complejidad que tiene porque pensar que se pueden resolver todos los problemas de un mercado indexando las variables a la inflación no hará más que abrirle la puerta a otros problemas de más difícil solución en unos años.

Justo cuando se acerca el momento de ceder el reflector, el presidente obliga a quien representará a su partido en el proceso electoral a apegarse a su agenda. Xóchitl Gálvez no podrá evitar el tema. La discusión en el Congreso girará en torno a lo presentado el 5 de febrero. Líneas y líneas se dedicarán a las iniciativas incluso en los periodos de campaña. Los programas de análisis no soltarán el tema.

El presidente impone su agenda. Habrá que ver qué más podrá imponer.