La odisea marítima del EZLN

En cuanto el Escuadrón 421 arribe al Puerto de Vigo, en Galicia, será Marijose, una indígena tojolabal, del EZLN, la primera persona en descender de “La Montaña”, y pronunciar palabras en suelo europeo: “A nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y, claro, otros zapatistas, declaro que el nombre de esta tierra a la que sus naturales llaman ahora ‚Europa‘ de aquí en adelante se llamará Slumil K’Ajxemk’Op que quiere decir ‘tierra insumisa’ o ‘tierra que no se resigna, que no desmaya’. Y así será conocida por propios y extraños mientras haya alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique”.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha navegado siempre contra viento y marea desde el amanecer de 1994 cuando sorprendió al mundo al bajar de las montañas del sureste en Chiapas para decir “Basta” y exigir “un mundo donde quepan muchos mundos”. Luego de 27 años de resistencia y otras hazañas colectivas como la construcción de una vida comunitaria en autonomía, acaba de emprender una nueva odisea. Inició el domingo pasado al despedir a una delegación zapatista que, a bordo de un gran velero bautizado “La Montaña” zarpó desde Isla Mujeres rumbo a Europa para visitar más de 30 países. Su equipaje: semillas de resistencia, rebeldía y esperanza.

La idea es hacer, a la inversa, el trayecto de los conquistadores hace 500 años, y llegar a España antes del 13 de agosto, día de la caída de Tenochtitlán en 1521. En palabras del subcomandante Moisés: “La delegación recibió el mandato de los pueblos zapatistas para llevar lejos nuestro pensamiento, nuestro corazón”. Llevan, dijo, un corazón grande “no sólo para abrazar a quienes en el continente europeo se rebelan y resisten, también para escuchar y aprender de sus historias, geografías, calendarios, modos”. Van al encuentro de colectivos y organizaciones sociales que luchan, desde la diversidad, por la vida. Y a buscar “no a la diferencia, mucho menos el perdón y la lástima, sino lo que nos hace iguales”, abunda Marisela Mejía, otomí del Consejo Indígena de Gobierno.

“La Montaña” ya navega el Atlántico y lleva una leyenda: “Zapatistas, una travesía por la vida”. Luego de seis meses de preparación y 15 días en cuarentena, sortean las olas con dignidad en la mirada. Se trata de la primera caravana (marítima) que piensa realizar el EZLN por los cinco continentes. A bordo: Lupita, indígena tzotzil (19 años); Carolina (26) de los Altos de Chiapas; Ximena (25), indígena cho’ol de la zona norte; Yuli (37), tzeltal de la selva Lacandona; Bernal (57) tojolabal; Darío (47) chol, coordinador de la delegación y Marijose (39) comandante y promotora en salud y educación como sus compañeras. Su ruta lleva el nombre de Ixchel en honor a la diosa maya del amor y la fertilidad.

Los viajeros dejan atrás campañas electorales y violencia; un gobierno que le pide perdón a los mayas mientras destruye su entorno natural; escuchan el eco de una niñez que marcha en Guerrero: “Ni pistolas ni amapola, queremos ver las olas”. Cosmopolitas, se lanzan al mar con el apoyo de los suyos que los despiden: “¡Viva la humanidad de los continentes!” “¡Viva la buena semilla que se regará por el mundo!”. Y el de artistas que el domingo llenaron el Zócalo de la Ciudad de México con barcos de todos colores hechos a mano para desearles buen trayecto en este viaje que busca, sobre todo, “salvar a nuestra Madre Tierra”.