Movimiento contra feminicidio

Dos atroces crímenes más tuvieron que ocurrir en la Ciudad de México, en el corazón de un país donde diez mujeres son asesinadas cada día en promedio, para que ellas dijeran basta ya y exigieran a la sociedad y las autoridades un cambio real contra la violencia de género. Marcharán en la capital y en otras urbes el domingo; el lunes, en una histórica primera vez, suspenderán sus actividades cotidianas.

En medio de la violencia relacionada con el narcotráfico y el crimen organizado, a menudo asociados a la corrupción en el gobierno, la policía, el sistema judicial y el sector empresarial, que dejó en 2019 un récord de 34,582 muertes de acuerdo con cifras oficiales, el imparable aumento de las tasas de feminicidio se ha documentado desde que cientos de mujeres y jóvenes, en su mayoría trabajadoras de las maquiladoras, fueron víctimas de agresores desconocidos en la fronteriza Ciudad Juárez hace 30 años.

La gota que derramó el vaso fue el asesinato el 8 de febrero de Ingrid Escamilla, de 25 años, cuyo cuerpo fue desollado y desmembrado por su pareja Erick Francisco. Meses antes ella lo denunció por violencia doméstica en la fiscalía local, pero el proceso quedó archivado porque Ingrid decidió darle una oportunidad.

Historias tan tristes y espantosas como las anteriores no son raras, sin que atraigan la atención nacional e internacional. Incluso en la Ciudad de México, pocos conocen el uso del Río de los Remedios, convertido hace mucho tiempo en un canal de aguas negras, como tiradero de restos humanos.

Para agravar las cosas, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y colaboradores de alto nivel emanados de sectores académicos y de izquierda han acusado a las organizadoras de la marcha de protesta del domingo -que coincidirá con el 45 aniversario del Día Internacional de la Mujer- y del paro nacional #UnDiaSinNosotras de lanzar un «ataque» sobre su gobierno, señalando que los «conservadores» de la oposición se han convertido en «feministas».

Acostumbrado a tratar de controlar la narrativa pública mediante sus conferencias de prensa diarias por la mañana, AMLO-quien frecuentemente culpa a los pasados gobiernos neoliberales por los problemas de México- declaró tras la muerte de Ingrid Escamilla que el asunto fue “manipulado” por algunos medios de información, que “aprovechan cualquier circunstancia para generar campañas de difamación, distorsión y de información falsa“.

Después, presentó a los periodistas un breve “Decálogo contra la violencia de género» que resultó ampliamente criticado por activistas, debido a su vaguedad y falta de diferenciación entre los tipos de violencia.

No obstante, el martes se consideró «un experto» en temas de género, mientras que Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, subrayó en Twitter: «El feminismo será antineoliberal o no será”.

Es posible, sin embargo, que AMLO tenga razón cuando dice que el movimiento constituye un ataque a su administración, ya que la Asamblea Feminista Juntas y Organizadas destaca en su convocatoria a la marcha exigencias contra la precariedad de la fuerza laboral, el outsourcing, los despidos en el sector público, el despojo de tierras, los megaproyectos de desarrollo y la Guardia Nacional, aspectos que caracterizan al gobierno actual.