Los primeros exámenes toxicológicos practicados al obispo emérito de Chilpancingo Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, en el hospital general “José G. Parres” de Cuernavaca, arrojaron la presencia de cocaína y benzodiacepinas en el cuerpo de monseñor, de acuerdo con el reporte médico de egreso voluntario.

El obispo fue reportado desaparecido desde el sábado 27 de abril. El lunes por la tarde lo hallaron en la sala de urgencias del hospital general de Cuernavaca, donde fue llevado por una ambulancia de la Cruz Roja.

El abogado del obispo, Pedro Martínez Bello, afirmó que la recomendación de los médicos fue tres días de reposo para desintoxicar el cuerpo del obispo.