Bravuconerías Torpes

El Pionero Espacial

Hace un mes celebró USA el aniversario de su independencia aunque, en realidad, la declaratoria respectiva se dio a mitad del conflicto de las trece colonias norteamericanas que entonces existían contra el poderoso imperio de la Gran Bretaña que se extendió hasta 1783 –siete años después de la célebre firma emancipadora-.

Para desgracia de México el vecindario ha sido siempre oscuro y negativo desde 1821 cuando surgimos como nación soberana a expensas de los españoles y de la ominosa colonia que fue fruto de una invasión y se extendió por tres siglos. Se les hizo tarde a nuestros predecesores mientras los norteamericanos solidificaban a su nación y ambicionaban expandirla, como al fin lo hicieron por las torpezas inicuas de Santa Anna, aprovechando las debilidades de nuestros gobiernos ya, desde entonces, carcomidos por la corrupción y los infames que se fueron apoderando del poder como el ya mencionado, el barbado enajenado de Miramar y el general Díaz Mori. Entre ellos, por fortuna, apareció el gran Juárez quien salvó a la República.

Viene a colación el comentario por la compleja postura en la que nos ha colocado el general de división –porque divide-, Andrés Manuel y sus visitas a Washington, durante los años anteriores, en las que se dejó llevar por las condiciones impuestas por Estados Unidos de América y las humillaciones constantes de sus mandatarios. La visita a Joe Biden fue especialmente fatídica por la rispidez y el mal trato dispensado a López IV a quien se obligó a tratar los asuntos fundamentales, la migración y el narcotráfico, con su “amiga” la vicepresidenta Kamala Harris –presidenta Kabala para Andrés-.

A pocos días de la sarcástica reunión en la oficina oval de Biden, el mandante-mandatario mexicano acusó a los Estados Unidos, así generalizando, de estar detrás de los amparos que han detenido la construcción del devastador tren maya por Quintana Roo luego de destruir parte de la riqueza arqueológica del país y asfixiar al medio ambiente como se ha demostrado de manera fehaciente.

En otros tiempos hubiera parecido una especie de ultimátum antes de una declaración de guerra. En la actualidad, desde luego, la postura del señor López IV solo concita a carcajadas y a señalamientos sutiles –con una oposición débil y acomodaticia-, ante la evidente desigualdad ante la mayor potencia del mundo y la secuela absurda de dimes y diretes entre los gobernantes de ambas naciones. Peor que, en este caso, el señor Trump, el golpista del Capitolio que ya anunció su precandidatura para retornar a la Casa Blanca si pasa por las más de treinta denuncias judiciales en su contra, haya reconocido un hecho incontrovertible: “nunca había visto doblarse a nadie tan rápidamente”, expresó el anaranjado respecto a quien había llamado, en la Casa Blanca, “un hombre maravilloso”...como lacayo.

Luego de esta infame declaración, López IV apenas se inmutó y solo alegó que no haría caso alguno a ésta acaso porque si rompía lanzas, como lo hubiera hecho cualquier persona con dignidad y apego al honor máxime en su condición de presidente de una nación soberana, se generaría una indeseable controversia. En pocas palabras y coloquialmente le sacó al bulto con evidente cobardía.

AMLO es una mezcla extraña entre el fascista que exalta su personalidad incluso manteniendo al ejército y la marina satisfechos con las canonjías constructoras ganadas en el período de las cuatro cruces, TTTT, y el hombre acosado, con los hombros caídos, lento andar y constantes lagunas mentales, en pleno derrumbe de su nula transformación y con evidentes vacíos de poder. Una paradoja que será difícil resolver con el tiempo mediante el análisis cabal del personaje quien se empeñó en pretender ganar la historia y la perdió bajo el fuelle de la gran potencia del norte y los engaños a los gobernados creyentes con él en el pináculo.

Pobre Andrés cuando despierte a su propia pesadilla.

La Anécdota

Adolfo López Mateos durante su período presidencial -1958-64-, fue anfitrión de los técnicos de la Unión Soviética que había puesto en el espacio al primer astronauta. La exhibición, en el viejo auditorio nacional del famoso Sputnik fue un éxito, tanto que el mandatario invitó a la delegación a un festejo en donde abundó el vodka y las buenas sincronías. Jaime Mausán me dio todos los datos.

Lo que no sabían los huéspedes es la doble intención; mientras ellos festejaban no pocos “sabios” estadounidenses entraron a las naves y fotografiaron y ensayaron con ellas durante una noche entera mientras sus adversarios dormían la mona. Fue en este punto cuando cambiaron los momios y USA comenzó a adelantarse en la carrera espacial.

Así las cosas, Don Adolfo fue invitado a Cabo Cañaveral, Florida –ahora Cabo Kennedy-, para que accionara el botón del inmenso cohete con el primer estadounidense a bordo. Un detalle histórico para la posteridad.

loretdemola.rafael@yahoo.com