Reapertura con tintes de desastre; 6º lugar mundial

Nada volverá a ser igual en México después de 2020, y lo peor aún, es que a pesar de que desde la esfera gubernamental se desgranan en obsesivo optimismo, su futuro inmediato se agravará dramáticamente al generarse más mortandad y contagios entre sus 130 millones de habitantes, luego de decretar el Gobierno de la República, sin ningún sustento científico, la reanudación de la actividad económica del país, en los momentos en que la pandemia del Coronavirus se encuentra en irreversible ruta ascendente, al grado de desbancar a España y ocupar el sexto lugar mundial por defunciones.

Transitar desbocado por todos los rumbos del territorio nacional, del COVID-19, donde los maquillados datos oficiales no se frenan, al grado de llegar al jueves 2 de julio, a 29 mil 189 decesos y 238 mil 511 infectados, que aún su impactante volumen, distan demasiado de la realidad que enfrentan los mexicanos, en la que un porcentaje importante de los hospitales se encuentran saturados por la demanda de enfermos graves de todas las edades.

Cual película aterradora de ciencia ficción, el uso imaginario manipulador de un semáforo que apenas pocos días atrás, la omnipotencia del poder teñiría con un foco rojo intenso toda la geografía nacional, para dar idea de haber llegado al punto más elevado de la severa crisis e iniciar como por arte de magia caprichosa, la escala descendente y estar en tono coincidente con la gran potencia del norte, de una urgente recuperación de la economía, al anunciar que de las 32 entidades, en 18 había mejoría importante, por lo que se pasaría a partir del lunes 29 a vestirse de color naranja.

Había que quedar bien para coincidir con la medida aplicada por la Casa Blanca, allá con fines electoreros a cuatro meses de los comicios Presidenciales, y aquí el diario discurso gubernamental, en el sentido de que la pandemia se ha “domado”, “aplanado” o “llegado a ver la luz al final del túnel”, en el afán de preparar a favor las elecciones intermedias de 2021.

Pero no es así como lo pintan. El panorama nacional es dramático, aunque no se acepta. Hace falta actuar con honestidad a la autoridad, pues bastaría con apegarse a las cifras duras de las Oficinas de Registro Civil del país, que expiden las actas de defunción, para tener una aproximación muy cercana de lo que está ocurriendo en el México que disfraza el subsecretario Hugo López-Gatell Ramíres, y quienes así se lo ordenan.

Por supuesto que no se puede estar en contra de la necesidad de millones de mexicanos que conforman la economía informal que siempre ha luchado al margen de los controles fiscales, para obtener el ingreso que les permita alimentarse junto con sus familias. Hay insuficiencia alimentaria en la mayoría de esos hogares que han resultado gravemente afectados, en sus ya de por sí raquíticos presupuestos familiares.

Lo mismo de aquellos que están al servicio de las grandes Corporaciones estadounidenses que incluso se han mantenido activas al margen de la ley, perjudicando la salud de miles de trabajadores, obligados a laborar para no perder el empleo en la faja fronteriza norte.

Un comercio organizado que en buen número de casos ha ido a la quiebra y con ello condenando a jefes de familia a no llevar el sustento a sus hogares. O aquellos desempleados por los absurdos recortes de personal en el ámbito gubernamental, que suman varios cientos de miles, sin importar que muchos sean gente calificada, preparada para sacar adelante las tareas gubernamentales, donde hoy incurren en deficiencias y corrupción, por la improvisación de las nuevas contrataciones, en nombre de una transformación que no se observa, pues ha resultado más de lo mismo.

Vive México una emergencia nacional entre sus más pobres que ya no tienen que comer y están en el borde de la desesperación, en la que el siguiente paso es la violencia para obtener el alimento al precio que sea, convirtiéndose en presas fáciles de una delincuencia organizada que ha empezado a ampliar sus tentáculos, en base a sus tradicionales mecanismos de corrupción e impunidad, para dar paso a una mayor violencia, de la que ha dado avances en los días recientes.

Reto abierto, sin el menor respeto, a una autoridad federal que no se ha visto lo suficientemente capaz e inteligente, para contrarrestar la belicosidad de una bestia que muestra su poder cobijado desde altos niveles, adoptando conductas extremistas que le llevan a atentar contra la vida del propio jefe de la Policía de la ciudad de México, Omar García Harfuch, al que sin el menor temor y respeto, atacando con balas que atraviesan blindajes, en las inmediaciones de Bosques de Chapultepec, la zona habitacional de mayor riqueza de la ciudad.

Agresión a balazos con armas sofisticadas de uso militar, para hacer trizas el discurso de las ilusiones pacifistas totalmente fuera de la realidad, de quienes siguen creyendo que a las poderosas mafias de las drogas se les va a vencer con besos y abrazos o pidiéndoles a sus mamás que les ordenen que se porten bien, como señal de amor y paz.

Un país, México, que se circunscribe en los linderos de una convulsión social violenta no deseable como nación, y que por supuesto menos conviene a los poderosos intereses de las grandes Corporaciones estadounidenses que aquí mantienen cuantiosas inversiones.

Días de “la nueva realidad”, en la que absurdamente todo empieza a relajarse, porque hay ejemplos para hacerlo. Observancia de una gran cantidad de personas que han salido a la calle y a los lugares públicos, sin portar el cubreboca obligado, siguiendo el mal ejemplo que no cambia, pese a las recomendaciones internacionales, del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de no usarlo, imitando a su colega estadounidense, que irresponsablemente ha reanudado con actos masivos, su campaña de reelección Presidencial, sin ningún tipo de protección al igual que sus militantes fanáticos del Partido Republicano.

Y allá va Andrés Manuel los días 8 y 9 de julio, sin que haya de por medio una invitación de visita oficial, como comparsa principal para sumarse a la tarea proselitista a favor del jefe de la Casa Blanca, pretextando la continuación de un Tratado de Libre Comercio con la Unión Americana y Canadá, más desventajoso para México.

Gira innecesaria y fuera de todo contexto, cual dirigente de país que busca la lástima de su vecino rico, al viajar a Washington en vuelo comercial, montado en la terquedad y encaprichamiento de no tener nada que ver con la “mafia del poder” que compró el moderno y costoso avión Presidencial, “que ni Obama tuvo”, mientras la aeronave se mantiene sin uso y con altos costos de mantenimiento y resguardo, porque tampoco se vende ni se rifa.

Viaje irracional, en los momentos en que el país requiere del manejo firme y acertado, de un timón que mantenga el rumbo seguro y de convicciones, en el contexto de un México envuelto peligrosamente en una epidemia-pandemia, que pronto tendrá consecuencias con rango de desastre, al incrementarse los casos de contagios y consecuentemente de más fallecimientos, por los descuidos en que ya se incurre, al no aplicarse una estrategia idónea dirigida a la población, para una apertura económica inteligente.

Presencia de López Obrador en Washington, en la Oficina Oval de una Administración que marca las pautas similares a seguir, que en sus afanes de recuperación de los casi 40 millones de empleos perdidos en lo que va de 2020, ha dispuesto sin los controles debidos, la reanudación de actividades en una dirección equivocada, como el martes 29 de junio lo advertiría el epidemiólogo de la Casa Blanca.

Anthony Fauci, quien ha sido asesor Presidencial desde tiempos de Ronald Reagan, hasta los actuales de Donal Trump, acusa: “No vamos en la dirección correcta”, al subrayar el hecho de que por lo menos 16 Estados de la Unión, han dado marcha atrás en su decisión de reactivación económica, ante el pronto repunte de contagios que podrían ubicarse pronto en un rango de 100 mil nuevos casos diarios de Covid-19.

Comparecencia del experto reconocido internacionalmente, en el Capitolio de la capital nacional, donde expondría una evaluación de la grave crisis de salud por Coronavirus, que enfrentan los estadounidenses, haciendo referencia al pasado mes de mayo en que el brote parecía controlado y se generaban 20 mil casos nuevos de infectados.

Reporte de la Universidad Johns Hopkins, de que en los últimos siete días de junio, en 36 de los 50 Estados, se ha disparado el número de contagiados, hasta rebasar los 40 mil, por lo que Fauci lanza la advertencia de que podría llegar hasta los 100 mil al día, si la ciudadanía y las autoridades no cumplen con la guía de recomendaciones sanitarias, para evitar la proliferación de más brotes.

El también director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, afirmaría que la mayoría de las entidades del país se mantienen a la alza, lideradas por las más pobladas, California y Texas, que el pasado lunes 29 de junio y registraron el mayor número de casos de infecciones.

La ciudad de Los Angeles, ha relevado a Nueva York, en su condición de epicentro nacional de la epidemia, según lo reconoce Barbara Ferrer, directora de Salud Pública del Condado, quien califica de alarmante el aumento de casos positivos y hospitalizaciones de enfermos de Covid-19, por lo que plantea la necesidad urgente de frenar su mayor propagación.

Errores que se pagan caro y obligan al gobernador demócrata Gavin Newson a cerrar con carácter de obligatorio, desde el domingo 28 de junio, bares y discotecas en siete Condados del Estado, incluyendo Los Angeles, mientras que a partir del 26, el republicano mandatario de Texas, Greg Abbott, aplicaba de manera drástica medidas similares.

Arizona, en la Región Sur de la Unión Americana, colindante con México, aplica medidas coincidentes,

al dispararse el número de infectados en un 24 por ciento en la semana anterior, por lo que se ha decretado durante el mes de julio, el cierre de bares, gimnasios, además de otros negocios, en tanto la medida atañe también la ampliación del período de retorno a las aulas públicas, en principio al 17 de agosto.

Y no obstante el agravamiento en el número de decesos y contagiados en Estados Unidos por Covid-19, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pasa por alto esta alarmante situación en materia de saldos negativos para la población, por el relajamiento de las medidas de confinamiento para dar margen al retorno de las diversas actividades económicas, dando paso al abandono del uso de cubre boca, la distancia social y la asistencia a eventos masivos como los que promueve el propio Donald Trump.

Una situación incorrecta del jefe del Casa Blanca, que el propio Anthony Fauci considera fuera de lugar, por lo que haría un llamado a los jóvenes del país, a usar las mascarillas, como una necesidad extremadamente importante, una vez que el 21 de junio el Presidente Trump reanudó su campaña en pos de la reelección, en un mitin al que acudieron más de 15 mil simpatizantes en Tulsa, Oklahoma, la mayoría sin ningún tipo de protección para evitar el contagio.

Lo que ocurre en la Unión Americana, debería obligar al Gobierno de México a implementar de inmediato, una estrategia nacional con carácter de emergencia, para evitar en la inmediatez, los graves errores que allá continúan cometiéndose con la intención de lograr una pronta recuperación económica, descuidando la salud de millones de mexicanos.

Una cuenta regresiva que ha dado comienzo y que pareciera desde ahora, que costará todavía más a un país con cero crecimiento y paz social amenazada por la violencia.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.